jueves, 28 de julio de 2011

SIGUE

Hoy, en algún tiempo muerto en una recóndita oficina de una recóndita escuela de la III Región de nuestro largo y estrecho país, terminé la novelita corta/cuento largo que estaba escribiendo. Tiene algo así como diez mil palabras (9995) y cuando uno la pone en doble espacio (wah) y letra 11 queda en 41 humildes paginitas. Ahora me mira, desde el borde mi desgastada mochila, y me pone cara de edición. Mientras revisaba sus sangrías ya le agregué una que otra cosa y quedan al menos un par de pulidas por hacerle. Para el fin de semana quedará...

Aún no tengo idea si pasaré el fin de semana acá en el Norte, recorriendo, o me volveré a Santiago. En Santiago están mis amigos y la promesa de lluvia,  que es de las cosas que más me atrae. Acá en el Norte, que insisto en poner en mayúsculas, está la soledad, el desierto, el clima primaveral y bueno...la novedad y la experiencia. Sacaré cuentas, haré el balance y decidiré, pero me seduce la idea de perderme un rato en pueblos cuya población con suerte llega a los cuatro dígitos.

SIGUE nació hace un par de fines de semanas, precisamente con mis amigos. Celebrábase el cumpleaños de uno de ellos y por la exquisita combinación de alcohol, droga y amigos de buena ley desperté a la mañana siguiente en estado cadavérico, consciente y con plena memoria de cada uno de los instantes del estado de semiconciencia que había alcanzado la noche anterior. Recordé a un viejo amigo, hoy por hoy al otro lado del Atlántico, que hizo fama en la universidad por sus proezas etílicas... Me desperté esa mañana temprano, tomé mi cuerpo y lo tiré a la ducha para que se recuperará de alguna forma, porque tenía un compromisoinvitación a desayunar a media mañana y no planeaba perdérmelo (N.B. de todos los planes, citas y encuentros que concierto en mi vida, aquellos que involucran desayuno JAMÁS los postergo - Estadísticamente comprobado) y en medio de tanto desvarío me pregunté si acaso así se sentiría al despertar mi ya-mencionado amigo. Como tal, SIGUE se trata de las nostalgias y añoranzas y de la invocación espiritista a los amigos perdidos a través del alcohol y las drogas. De eso o de la adolescencia llorona y sin vida de algunos. Quién sabe. La escribí porque tuve ese momento de microinspiración y porque quería concursar con ella y porque en verdad se escribió sola. A diferencia de Otra Torre, que es más de diez veces más grande y proporcionalmente intrincada en su continuidad, referencias y demases (Otra Torre la tengo que revisar y releer para cerciorarme que no se contradiga lo que se dice de los personajes en el capítulo X de la primera parte con lo que se dice de los padres de esos personajes en el capítulo Z de la segunda parte, por ejemplo), SIGUE se escribió con una idea básica, ejecutada en tres actos sencillos. La única duda que tuve fue si usar el final A o el final B, y terminé eligiendo el B. Pero cada vez que me senté frente al teclado o tomé la moleskine las palabras fluyeron, aún no sé de dónde. Del título en parte: la escribí también para darme ánimo en días grises y monótonos. Es un buen mensaje. Y breve.
En cuanto la tenga corregida y enviada a concurso la pondré a disposición de usted, mi querido lector, si me lo pide en uno de sus amables correos.

Para encontrar un lugar donde imprimir el primer borrador caminé al menos una hora en medio de esta ciudadpueblo con sus tiendas cerradas y sus locales de completos abiertos. Llegué exhausto a casa y me tumbé a descansar...desde algún edificio cercano se escuchaba algo que se parecía a, claramente no era, pero me dio lo mismo que no fuera:


Y sí, es la primera vez en casi seis años de blog que repetimos una canción.
Es el espíritu de los tiempos, que le dicen.
Sigue...

domingo, 24 de julio de 2011

Camino al sueño...

Alza la mano si tú estás gozando.
Alza la mano si tú estás gozando.

Siendo las cuatro y cuarenta de la mañana y aún con los efectos residuales de alguna que otra bebida energética, me encuentro repasando la discografía de El General en busca de una cita en particular que no puedo precisar exactamente.

Está buena mi vida. Como se aprecia en el párrafo anterior.

Desacelerando de una noche de escritura más o menos intensa, los brazos me tiritan en el estertor propio de haber despachado varias páginas y estar hace varias horas ya listo para dormir. Sin embargo, me pasa con lo que estoy escribiendo por estos días que, a diferencia de Otra Torre..., sin planificar mucho cada vez que me siento a escribir las palabras fluyen y fluyen nomás, no como la proverbial lluvia sin fin en una taza de papel, sino más bien como si fueran propulsadas por los zapatitos mágicos del sangriento cuento ruso.

Se llama SIGUE y es una novela corta. Máximo cincuenta y cinco páginas a doble espacio, lo prometo. Y fíjese que no por la autoreferencia de siempre, sino por las especificaciones de un concurso. ¡JA!

Mientras tanto, en la distancia, Otra Torre se Levanta sigue su letargo regenerativo pre cirugía cosmética. Detalles sobre eso más adelante.

En el mundo han pasado y siguen pasando un montón de cosas. Como he escrito más cartas a amigos, no puedo sino remitirme a ellas a la hora de expresar mi sentir por aquí, esta es de hace un par de días:

"Pero las cosas no cambian tanto, sólo reciben cobertura noticiosa nomás. Así, vivir se vuelve un ejercicio de obturación, cerrando y abriendo y enfocando los ojos redondos en cosas deliciosas, en cosas terribles, en cosas que pegan y dejan el ojo morado, en gente que trata de meterte el pico en el ojo....es un mundo cruel, pero también misericordioso y lindo y feo, y todas, todas las cosas juntas. Por eso es importante hacerse un
compendio de delicias: las hamburguesas de mamá, las ricas siestas, el buen vino a la buena hora, la sonrisa de los niños, el ladrillo justo de la casa precisa, los silencios perfectos, las canciones más choras, las pelis wenas y las no tan wenas, las ridis, los largos y los cortos. Si alguien cree todavía en la metáfora del largo viaje, es bueno llevar un mochilón de provisiones chacalas, del tipo twix. Y también del tipo alcachofas, creo yo."

([El Autor] tiene una serie de registros informales, casi tan variados como los recipientes de su correspondencia. )

Así están las cosas. A grosso modo. Mañana vuelvo al Norte tras un par de semanas en la capital. El sueño me pregunta si estoy en condiciones de darle la pasada y le digo que me espere cinco minutos más. Las cosas no cambian tanto, aunque sí lo hacen.




"A mí, el General, me hace perder el poder" era la frase que buscaba (y que había escuchado mal) y que pertenece, naturalmente, a "Rica y Apretadita".