martes, 26 de abril de 2011

El. Himno.



Hoy me escapé dos horas del bombardeo de esta semana para ver "The Future is Unwritten", el documental sobre Joe Strummer.
Escuchar esta canción siempre siempre ha sido el shock vitamínico preciso para mis días. A veces siento que hay un riff fantasma dando vueltas por ahí por el minuto cuarenta más o menos. Como sea, escucharla es moverse con el pulento espasmo y nada menos que con el pulento espasmo. So you rock around and think that you're the toughest in the world, the whole wide world...

Del documental, nada más que: véalo. Strummer es de esos que nos hacen tanta falta, sobre todo en relación a los que están vivos. Esto parece ser cierto de todos los primeros difuntos de las bandas importantes, Brian Jones aparte, pero qué diablos. La lucidez en el rock es escasa.

Otra cosa que es escasa son mis horas de sueño y como tal voy a reparar semejante afrenta. Tanto más accesible que la otra.

viernes, 22 de abril de 2011

[El Autor] en correspondencia

Hace poco mandé un mail con el siguiente párrafo:

"Por estos días cada vez que pienso en "la crisis de la educación en Xilers" me sale más un demonio interior y me asalta un fascismo horrendo, de aquel que está cansado del mismo circo y quiere puro pegarle a todos los payasos. Por mezquinos, por cerrados, por egoístas y mentecatos. Como que la próxima vez que el Fito Paez o su doppelganger Tito Pavez me cante Quién dijo que todo está perdido le diría "yo, conchetumadre" Blam, blam y a comer corazón de Fito/Tito y a pretender que es el de un Fafnir teutón. Sabiduría al instante para principiantes."


Y esas últimas tres líneas me cayeron tan bien que sentí que deberían darse una vuelta por acá. La referencia a Fafnir podría haber estado mejor pulida, pero oye, todos mis correos los mando en primer borrador.

KAPAW!!

Que, siempre he creído, es el sonido que hacen las balas en los spaghetti westerns. Ese rebota metálico agudo e irreal que indica precisamente en qué capa de la realidad estamos.
Así han estado estos últimos días, métale Kapaw!!

Así de irreales y rebotados.
Algunas actualizaciones de rigor: La segunda parte de Otra Torre avanza suave y lenta y dolorosa, escribirla es un pesar y un agotamiento. Lo que está bien, dentro de todo, pues es toda la idea, es más lenta que la primera, es lineal y sus secuencias son un poco pegotes. Vamos a ver cómo termina todo, pero espero que termine luego. Entre tanto empecé a urdir el experimento que quiero escribir en el Omm Writer. Detalles...cuando los haya, todo es muy vago de momento.
He visto películas y he visto series. Me acompaña 30 Rock en tandas de a cuatro o cinco capítulos y he visto un poco del Doctor Who de Tom Baker. Dentro de la pelis, el gusto iluminador de 8 1/2, también Chungking Express (hace un rato ya), The Secretary, y otras más. En la lista vienen Kane e Ichi the Killer.
Perucca me ha dicho que le de una oportunidad a la segunda temporada de Misfits, dice que es tanto mejor que la primera, así es que vamos a sacar del fondo de crédito de la amistad y la vamos a ver.
Mi lectura regalona sigue siendo el señor Bangs. Gozo con sus expresiones hiperbólicas y sus juicios tajantes, herramientas imprescindibles en el arsenal del auténtico crítico, a mi entender. Me carga la gente que quiere quedar bien con todos y más me carga la gente que se queja de los que tienen una línea clara y un carácter especial. El mundo textual ofrece lugares para todos, pero eso no significa que tengamos que hacerle lugar a los débiles de mente, los cobarde y menos que a nadie a los tontos. Para eso está fotolog o tumblr o lo que sea que la gente que no puede urdir dos frases seguidas use por estos días.

Esta semana escuché dos discos de The New Pornographers, el primero y el último, y la experiencia estuvo bien. Sin grandes puntos altos, ninguno de los dos defrauda...como esa gente que te cae bien pero que nunca se te ocurre llamar cuando quieres hacer algo. Si están bien, y si no, bien también.
Escuché el nuevo de los Guillemots y fue más de lo mismo... lo que fue una real lástima. La gracia del disco es que suena igual a los anteriores, separación temporaria mediante. Lo malo del disco es que suena igual a los puntos medios de los anteriores, sin canciones que brillen. El primer disco tenía Trains to Brazil y varias otras que marcaban distintos ritmos y momentos. El segundo tenía ese pequeño himno que es Kriss Kross y otras platitudes...este sólo tiene platitudes y no hay mucho espacio experimental. Una microdecepción.

Yendo y viniendo, rebotando. Escribiré más coherentemente estimo que en un par de semanas más. Mientras tanto seguirán llegando los posts un poco demasiado agudos para ser ciertos.
No he tenido un segundo para trabajar en el blog nuevo y la verdad es que prefiero tener más cosas escritas y un ritmo mejor antes de inaugurarlo, cosa que no podrá empezar a pasar hasta las ya mencionadas dos semanas.

Mientras tanto, otro rebote de las balas. DJ Shadow con Mos Def haciendo la remezcla de 6 Days.


You say BANG! I say KAPAW!!

domingo, 17 de abril de 2011

Amores Musicales

Me ha estado rondando la idea de las separaciones emocionales y la forma en que nos (des)apegamos a los objetos culturales de la misma forma en que nos (des)apegamos a las personas. En particular el proceso de enamorarse y eventualmente des-enamorarse de una banda, fíjese, a propósito del post anterior y los comentarios a este.

Porque los años pasan y uno cambia y todos los "uno" cambian y es más o menos esperable, parte del juego y entendible si uno tiene más de...digamos 20 años para ser generosos, que las personas que creíamos amar con locura y por siempre se vuelvan individuos que nos son indiferentes o pasen a sernos detestables. Puede pasar, también, con nuestras bandas contemporáneas, porque cambian, porque suenan distinto, las mejores, porque el Pablo Honey no se parece en nada al In Rainbows, por ejemplo. O quizás, si es lo tuyo, si te gustan esos grupos que suenan igual toda la vida, como Oasis, que uno puede hacerse un mixtape sacando una canción de cada disco y suena como un disco coherente, termines un día descubriendo que ya no estás para escuchar treinta y siete veces la misma canción con una letra apenas distinta. Y Roll With It debe ser la única canción que algo se escapa del repertorio de dos o tres variedades que tenían esos dos.

Ahora, todo lo anterior se aplica a una relación moderadamente racional, del gusto por la música, el placer de escuchar una o dos canciones en la radio, comprar el disco, bajar el disco, recomendar el disco. Todo esto en parámetros que son aplicables aún hoy, cuando el mercado discográfico está irremediablemente fragmentado y cualquier banda puede tener seguidores dispersos en todo el mundo y donde alguna vez hubo continentes musicales ahora hay archipiélagos desmembrados, de esos en los que uno puede cruzar de un islote a otro de un paso.
Antes no, antes solía haber Una banda que definía una generación. Después Una banda que definía un género. Ahora uno define sus bandas. El triunfo del playlist por sobre el artista. Así ganamos todos, dicen.

Antes, so pena de sonar como un retrógrada insoportable, uno se enamoraba de una banda y tenía un primer amor marcado e intenso y lleno de ilusiones y sueños de vivir juntos por siempre. La idea podrá sonarle absurda a los technoniños de hoy, pero así solía ser. Si te interesaba esto de escuchar música o estar cerca de "el medio" de la forma que fuera, siempre era porque alguien las había hecho de columna vertebral. Había habido un primer amor y por lo general, o eso creíamos, duraba por siempre.

Todavía le dura por siempre a algunos amigos, observo. Pero claro, también tengo amigos casados y con dos hijos, de esos que ya se resignaron a no ir al cine sino a ver la última de Disney con la familia.

A mí el primer amor musical me duró más o menos de los quince a los veiniticinco. Después terminamos, nos separamos y siguió un odio horrible, intenso y asqueroso, de ese que no quiere saber de la felicidad del Otro con otros. Con la misma inmadurez emocional con las que algunos se separan de sus  primeras y segundas pololas (de nuevo, mejor ser generosos a la hora de trazar estas líneas, los hay inmaduros todo la vida), me quedé solo y dispuesto a pasar tiempo con todas las bandas que quisiera, que vinieran a mí con ganas de ganarse un lugar en mi discografía. Deambulé así por años, medio perdido, pasándolo bien aquí y acá.

Con la idea de la separación y los evidentes paralelos entre el amor y la música rondándome, me he decidido a sanar un poco mi espíritu y me hallo en condiciones de enamorarme nuevamente. No es un proceso fácil - con las personas he tenido más práctica y es algo más esperable, la verdad; me pregunto genuinamente si acaso así es como se sentía tener poco conocimiento de las emociones - con la salvedad que las bandas y la música son más grandes que las personas: atemporales y eventualmente eternas, nuestros procesos con ellas son titánicos, glaciares, de magnitudes que escapan a la dimensión de lo cotidiano.

Pienso que a los Clash los conocí en una fiesta. Los había visto antes, pero fue una fiesta con Pressure Drop la que las hizo de gancho. De ahí en más vinieron los coqueteos, los discos de grandes éxitos. Las referencias veladas en mails y posts. Los comentarios a amigos.
Pasé la noche con la discografía entera de los Clash, mientras buscaba frenéticamente la forma de conseguir el libro que recoge algunas de las columnas de Lester Bangs. Me decidí a leer todo lo que pudiera encontrar, todas las biografías, todas las anécdotas, la historia de todas las canciones. Como cuando tenía quince, sólo que con la perspectiva de alguien que ya ha doblado esa edad. Como despertarse un día y sentir que esto de pololear tiene su chistecito, pero que lo que uno busca realmente es convivir con alguien.

Lo mismo, pero de otra forma.

Estoy enamorado.


De las traiciones y desilusiones que llevan a romper un amor musical escribiré en otro momento, es un día nuevo, domingo a media tarde que se siente de media mañana, aún en pijama, suena Drug-Stabbing Time del Give'em Enough Rope. Pienso en los technoniños y sus doce mil bandas indies sonando en lo que me toma escuchar el Give'em Enough Rope. Sonrío como DeNiro al final de Once Upon a Time in America


No tiene comparación.

El Libro de Lester Bangs se llama Psychotic Reaction and Carburetor Dung y está acá, por si acaso. Disfrutad.

Perseguido en la semana además por la figura del Rumpy, terminaría este post con Amores Incompletos de Los Tres. Pero no.

jueves, 7 de abril de 2011

Macca.

Tengo llamada perdida de Gonzalo, mi mejor amigo desde hace ya unos dieciocho años másmenos. Es raro que Gonzalo me llame a media mañana y más aún un día de semana. No es raro que me llame un viernes en la noche o cualquier día en la noche, o previo a un partido importante. Así es que, señal inequívoca de que me estoy volviendo viejo, le devuelvo la llamada con un dejo de preocupación en mi voz, aunque, señal inequívoca de que no soy viejo, estoy imaginándome que hay noticias tremendas: la productora se adjudicó el programa con la U, salieron los fondos para algo o quién sabe, alguien en alguna oficina ejecutiva creyó en el piloto que escribimos.

Nope, Gonzalo me llama para saber qué localidades tengo pensado comprar para McCartney. Sí, McCartney, Paul. En Chile, en algún momento. Precios ridículos. Y no ridículos de baratos.

Me asaltó entonces El Gran Flash: mi amigo, mi mejor amigo no sabe que en estos años he desarrollado una suerte de alergia a los Beatles. Gonzalo todavía tiene el recuerdo de nosotros como quinceañeros con preocupaciones artísticas cantando el Album Blanco completo mientras nuestros compañeritos andaban en algún lugar entre el grunge y el sound. 

Primera pregunta mental: ¿Cómo se lo explico sin sonar como un perfecto pedante?
Primera respuesta mental: Imposible, soy un perfecto pedante y mientras más trato de no sonar como uno, peor me va.

Lo primero que me sorprende es lo rápido de mi "No, no me interesa para nada McCartney", que sale medio apologético pero lo suficientemente Honesto para que mi amigo me responda con auténtica sorpresa. Le explico un poco que los años han pasado, que no hay nada peor para los gustos de uno que ver surgir a nuevas generaciones de pendejos que se ceban con las mismas anécdotas que tú hace diez años y como te hacen de espejo de lo tarado que eras. Hace poco leí una columna del bueno de Matt Fraction en la que contaba cómo le había pasado lo mismo, pero con Monthy Python. Me sentí menos solo en esta tierra. 
Pero el hecho queda: han sido demasiadas conversaciones con distintos grados de alcohol, con jóvenes ni tan jóvenes sobre los Beatles como Lo Mejor del Mundo y las anécdotas y las historias y los libros y las biografías. Han pasado los años para sentir que la música no es Ni Tan Buena ni ahora ni para los estándares de la época. Lo es, pero no tanto como lo pintan. 
Los Beatles me caen mal como a otra gente la cae mal la Coca-Cola. Aún así...con un combinado...

Aún en mis años de Beatlemaníaco (que fueron como diez, más o menos), McCartney rápidamente se convirtió en mi menos favorito. John tiene ese encanto y onda únicos; y me parece que de los cuatro es el único que realmente creció en esos años, o al menos la forma en que creció me es familiar. Me gusta que haya dejado el grupo, que en su última entrevista dijera todo lo que detesta escuchar esas canciones...y hay algo en su alejamiento del grupo, en dejarlos para dedicarse seriamente a ser feliz con su mujer que me parece tan pero tan sensato y lúcido. Una de mis historias favoritas de Lennon es cuando cuenta que, al dejar la banda, yéndose con un portazo de la fatídica reunión con McCartney et al en el edificio de la Apple records, lo primero que pensó no fue "Acabo de renunciar al grupo más importante de la historia" sino "¡Cresta! Dejé a la Yoko sola con el idiota ese". El idiota ese siendo su socio en la composición de tanto éxito y hit junto.

George Harrison fue mi primera experiencia beatle. Yo tenía 6 años y me gustaba ver el video con cabezas de animales moviéndose, y papá me explicó que ese señor antes tocaba la guitarra en un grupo que había sido importante. Le tengo un cariño entrañable a su carrera solista, y es otra razón para agradecer que se hayan disuelto a tiempo.

A Ringo no se le puede odiar, a menos que uno sea baterista. Amigo personal de Peter Sellers y, como decía Lennon, el único de los cuatro que hubiera sido famoso si el grupo no hubiera existido.


Y después está McCartney, puntilloso, egocéntrico, perfeccionista. El que hacía que sus composiciones fueran ejecutadas hasta el hartazgo y andaba mirando el reloj cuando tocaba grabar las de los demás. El envidioso que montó el Sgt. Pepper's como respuesta al Pet Sounds de los Beach Boys. Y digan lo que digan, pero el Revolver es mejor disco. 

Ok, Macca también está detrás de A Day in the Life y su carrera con los Wings no es del todo mala. Es de esas que producen éxitos como pepitas de oro en un río eso sí, pero no deja de tener méritos. Cuando vino el 93, con el tour del Off the Ground, presentó un show sólido, con todos sus éxitos de solista matizados con algunos de sus hits Beatles.

Yo estaba ahí.

En algún momento de la llamada se lo explico a Gonzalo y no quiero mirar en menos el recital de ahora, no quiero decir que probablemente Macca esté sin tanta voz. Le digo que por lo que he sabido el show en Baires estuvo increíble y que va a ser tremendo, que no se lo pierda. Pero que yo no estoy para eso, que ni siquiera se me ha pasado por la mente. 

Me dice que me voy a arrepentir, pero le respondo rápido y queda claro que nada en el mundo me haría ir a verlo de nuevo. 

No se siente muy bien.


Trato de pensar en los niños beatlemaníacos. Trato de pensar en como los Clash los sacaron de una patada de mi ránking histórico de bandas favoritas, dando paso a la escalad de otros en el ránking. Pienso como he llegado a teorizar a los Beatles como la alternativa fácil: decir que son los mejores es la excusa para no investigar más música, no ir más allá. 

No funciona mucho.


Stupid, stupid Paul McCartney.

miércoles, 6 de abril de 2011

Takeshi Kitano - Kikujiro - Apuntes

UNO. Cómprela-arriéndela-bájela-cuélese a verla a la casa de un amigo.
DOS. Véala.
TRES. Si no le gustó, calcule cuantos minutos de su vida perdió en la película y contácteme. Yo iré personalmente a su lugar de trabajo y recuperaré el tiempo para usted.

CUATRO. Decir más de Kikujiro sobra...es una película muy sencilla, con un argumento simple: niño que no conoce a su madre se va de viaje a conocerla en compañía de un adulto menos-que-calificado. Casi el tipo de películas que podría tener a Adam Sandler de este lado del Pacífico. Y quizás no sería una mala película. La diferencia la hace, siempre niños, siempre, la mano detrás de la cámara.

Porque Kitano lo pasó bien filmando. No tengo ninguna entrevista que lo avale, ni pretendo buscarla, porque se nota. Se nota en el guión, saturado de momentos cómicos por el puro gusto de hacer comedia, que van creando una textura de fondo a la historia principal, como si el director hubiese tenido muy claro lo que tenía que hacer y parte del plan fuera filmar todas esas escenas que acumuló sin filmar en sus años de películas gangsteriles.

Y claro, Kitano sí que sabe de eso de poner la cámara. De tomas amplias y momentos íntimos perfectos, Kikujiro encanta, hace reír y llorar, coquetea con el cliché y sale victoriosa, terminando con un cierre sencillamente im pe ca ble. Se lo prometo.

A modo de cierre, parte de su banda sonora. Si le es moderadamente familiar, es porque compone Joe Hisaishi, el mismo de Chihiro y su viaje fantástico.

domingo, 3 de abril de 2011

El Producto del Día: Ommmmmmmm

Por más que me encantaría venderle una sílaba sagrada para que usted pudiera desbloquear su mente, sacándola del marco de lo cotidiano y aceptando su existencia como una parte que es igual al Todo; la verdad solamente quiero hablarle de un procesador de texto...

"Soy un convencido que, como las plumas y los cuadernos, las interfases que usamos para escribir son claves en la textura de lo que escribimos: el teclado externo del iPad es perfecto para escribir artículos y piezas de opinión o borradores, sobre todo cuando escribo ocupando el iA writer; y de alguna forma los avances sustanciales en Otra Torre sólo los he podido hacer acá, en el teclado del macbook, en Pages"
(De la correspondencia privada entre [El Autor] y la gente extremadamente inteligente con la que [El Autor] sostiene correspondencia privada)


En efecto, la escritura tiene una textura y un ritmo distinto según los materiales que usemos. Por eso nos acomodan distintos lápices, distintos espacios para hacer o decir tal o cuál cosa. El producto del día hace un poco de eso, genera un espacio especial y distinto para concentrarse en la escritura. 
Botón de muestra,
Introducing OmmWriter Dāna from herraizsoto&co on Vimeo.


Los colores y la musiquita del trance pueden ser un poco apestosas, pero se pueden desconectar y claro, usarlas cada tanto ayuda. Lo mejor de Omm Writer, por paliza, es la forma en que engloba TODA la pantalla, volviéndola un espacio de trabajo en blanco, sin siquiera la barra superior de comandos, que en un Mac te recuerda todas las Otras Cosas que puedes hacer. Sin salidas, es más fácil enfocarse en esa enorme página en blanco, que al ser de colores no aparece tan amenazante como otras páginas en blanco.
Lo mejor-lo mejor de Omm Writer, eso sí, es poder programar el ruido de las teclas. No hay nada mejor para encontrar o inventar un ritmo de escritura que poder disponer de distintas opciones para el tecleo. Nada.

Lo pueden encontrar en su versión gratuita en la página misma del proyecto (Omm partió como una aplicación interna en una empresa y ahora mismo se han decidido a regalar/comercializarla) y claro, si están en un país desarrollado pueden comprar la versión completa, con más músicas y ruidos, o si están en un país cuya economía depende necesariamente de la compra de sus insumos básicos por parte de los mercados internacionales, pués vaya y descárguelo por ahí, por ahí.

El link es cuestión es para la versión de Mac del Ommwriter...la versión de PC será su desafío, si le gustan esas cosas. Sino, la muestra gratis está para los dos sistemas. A cada cual lo suyo.