domingo, 26 de abril de 2009

Oídas al pasar

Sábado en la tarde, minuto 35 de un segundo tiempo en que no pasaba nada entre la U de Conce y el Equipo Mágico aka El León aka El Bulla aka La Gloriosa aka Universidad de Chile. De tanto darnos cuenta que la cosa iba a morir en ese empate establecido casi media hora atrás se hizo un silencio inmenso en el pequeño cuarto del pequeño departamento.




- Parece que ya no va a llover más.

-Nunca más. Sí, parece.




Y el partido, la tarde y la sequía siguieron su curso de una estación que se rehúsa a aparecerse como la conocíamos.

viernes, 24 de abril de 2009

Comentarios

Comentarios Orientalistas presenta hoy en su programa doble de día Viernes a
Alessandro Baricco
con
Seda
y
Salman Rushdie
con
The Enchantress of Florence

Resulta que finalmente leí Seda, la tan comentada novela-nouvelle-novelilla de Baricco, autor que respeto inmensamente, respeto que se cimienta básicamente en ese novelón llamado City. Curiosamente, la leí en las pausas que me daba la última novela del Salman Rushdie. Curiosamente porque ambas entrelazan en sus temáticas miradas del Occidente al Oriente, de ida y de vuelta. Mi impresión de ambas fue bien satisfactoria, si bien de modos absolutamente distintos y en intensidades bien proporcionales, curiosamente, a la extensión de sus páginas.

UNO. Es inevitable, se me había advertido, hablar de Seda sin referirse a su forma, su estilo. La delicadeza de sus líneas y sus gestos que apuntan a describir y reconstruir realidades con los trazos más suaves.
DOS. Es inevitable, me parece, hablar de The Enchantress of Florence sin referirse a su investigación meticulosa y sus detalles que, de tanto soporte histórico, llegan a dar la impresión de que el autor se limita a cabalgar, con tremenda gracia y estilo, sobre la Historia misma, más que otra cosa.
TRES. Más allá de los inevitables, siento que algo le falta a Seda. Algo queda dando vueltas, y no en el sentido delicioso de las cosas que dejan pidiendo por más. Gusto a poco, quizás.
CUATRO. The Enchantress of Florence, por su parte y al igual que Seda, toma forma de a poco, consolidándose en la medida en que las páginas se van dando vuelta y vuelta. En la medida que las narrativas en su interior se van entrelazando, cosa que Rushdie sabe hacer muy bien, en torno a dos ejes centrales, que a su vez van generando nuevas narrativas en una trenza textual efectivamente atrapante, la novela gana en riqueza más allá de la mera anécdota y del gusto por la investigación.
CINCO. Por otra parte, Seda también va alterando su pulso narrativo, si bien siempre de ritmos entrecortados y breves, en pos de una narración más detallada. Siempre jugando con las superficies, siempre insinuando, mantiene, en parte por la historia misma y en parte por lo breve y accesible de esta, al lector encima, pendiente.
SEIS. Extraña leer a Rushdie sin su característico humor. Un poco más seca en ese sentido que Shalimar the Clown, The Enchantress apenas desliza una que otra referencia para hacer sonreír. Navegando constantemente en las aguas de la alegoría política, Rushdie suena serio y testamental en una novela que es, ante todo, un trabajo depuradísimo en toda su ejecución.
SIETE. Teniendo sólo el antecedente del Baricco de City, Seda se aparece como un fino hilo de narración. Demasiado fino quizás. Una anécdota pequeña, sensible, y que, como la pequeña joya que es, necesita desesperadamente un marco mayor para un mejor contraste. De tan sútil que es, la técnica de su autor termina perdiéndose, como un sútil susurro.
OCHO. Más allá de los paralelos forzados o no, ambas novelas son ejemplares notables, dignos de la calidad narrativa de sus autores. Ambas tienen esa textura tersa propia de los artefactos bien limados. Lo que sí, donde Seda se queda corta y termina desvaneciéndose, The Enchantress of Florence se consolida y se agiganta como uno de los trabajos menos efectistas y más efectivos de su autor. Seda está bien... pero es la clase de relato que uno gustaría de encontrar en medio de otra novela, o como una grata sorpresa inédita en medio de un volumen de obras completas.

Meanwhile...


Meanwhile, el comic lindo de la semana es Detective Comics 823. La segunda parte de Whatever Happened to the Caped Crusader? escrita por Neil Gaiman e ilustrada por Andy Kubert. Es un comic lindo, nada que decir. A veces demasiado lindo para lo que uno podría esperar encontrar en Batman, pero tiene el mérito de funcionar como una efectivísima coda a las aventuras del encapotado ese. Es la vía de escape perfecta para el género de los superheroes y para la ficción serializada en general. Gaiman hace de este número a ratos más un ensayo que una narración, pero así entendido la historia funciona. Y Andy Kubert está impecable, usando en cada cuadro un estilo distinto, para evocar a los múltiples artistas que han dibujado a Batman en estos ya 70 años.
Si usted está hastíado de leer superheroes dentro de continuidad y de que nada nunca pase y quiere dejarlo todo de una buena vez, Detective Comics 823 es el número que usted está buscando. Para irse en paz, terminar en buena, sin quemar las naves y sin hacer escándalo.
Como el ciudadano inmensamente humano y decente que es el señor Gaiman.

domingo, 5 de abril de 2009

Adole-escencias: KISS/Radiohead

En medio de tanta pirotecnia, baterias por los cielos, cantantes voladores, bajistas que escupen fuego y sangre y un show que fue una fiel muestra de lo más state-of-the-art en lo que a rock respecta, yo no podía dejar de pensar en El Otro concierto. Ese que era más mío, forjado a base de coleccionar discos, bajar lados B y presionar una y otra vez el botón de rewind. A mi lado mi padre, quien tenía ante sus ojos al grupo del que coleccionó los discos, le pidió a su hijo que le bajara los lados B y del que se encontró comprando, a lo largo de las décadas, los mismos albumes en distintos formatos.
En eso suena "Nothing to lose", y en mi cabeza Thom Yorke hace un contrapunto cantando "No Surprises". Y es inevitable no pensar en como han cambiado los tiempos. No pensar en lo que era tener quince hace treinta años, diez años, ahora. Buena parte de mi caracter se forjó con el peso del fin de la infancia encima a ritmo de Radiohead, que sigue siendo la mejor manifestación artística de la depresión y la asfixia del mundo post-postmoderno. Thom Yorke no le pide a su público que haga palmas, ni canta nada que suene remotamente parecido a "come on mama". Su poética se aleja del todo lo que el rock traía para ofrecernos, cantandole a los moretones que ya no sanan y a los corazones que se llenan cual basural.
Me gusta mucho Radiohead. Tengo la semi-certeza que no voy a ver a otro grupo así de bueno en mi vida. Un grupo capaz de evolucionar sin reinvenciones forzosas, capaz de entregar sonidos tan diversos en su estilo como parejos en su excelencia, disco tras disco tras disco. Y sin embargo...

Ahí está el sexagenario Gene Simmons cantando cosas más frescas, más ingenuas, más simples y con más vida...
I wanna rock'n'roll all night...

Y sin embargo el tiempo ha pasado y no en vano. Y la música de Radiohead sigue ahí, impecable, viva, auténtica de una forma que Coldplay, U2 y compañía no podrían alcanzar ni en cuatro reencarnaciones más. Pero su poética sigue siendo un diagnóstico. Ahora, a mis 28, no puedo dejar de ver reflejado el mundo que me rodea en sus canciones. Pero no puedo darme el lujo de querer vivir ahí tampoco. Por más que ahora sí tenga moretones que, en efecto, se resisten a sanar del todo.

Nada más sano en estos días que una dosis de complejo de personalidad múltiple. Nada mejor que mezclar, remezclar y rememorar mezclando lo mejor de distintas épocas, circunstancias y, por sobre todo, actitudes. Por eso es que, por sobre todas las cosas, y teniendo en claro que por más que se viva teniendo un trabajo que te mata de a poco, hay que estar siempre listo y dispuesto para seguir gritando e irse de fiesta todos y cada uno de los días.

sábado, 4 de abril de 2009

Sábado. Jugamos Scrabble. Ayer fuimos a ver a KISS, acompañando a papá para quien, intuyo, la cosa tenía mucho de deuda. En el primer hogar del que tengo conciencia, uno entraba y era recibido por dos posters, debidamente enmarcados en madera, de KISS. También por luces de colores y una bola de espejos. No, no vivía en un pub de poca monta.
Esperando el recital leímos algo de The Enchantress of Florence. Cierta reflexión nos quedó dando vueltas en la cabeza y ahora escribimos en plural. Nos gusta. Viva la personalidad múltiple.

Hoy. Sábado. Jugamos Scrabble. Comimos un delicioso alfajor Madame Bovary. No hicimos mucho, no hicimos nada. Comimos árabe (Tabule y Kabab, el auténtico bistec con arroz del MedioOriente traído a casa). Compramos un Scrabble, también. Vimos un capítulo antiguo del Daily Show. Y las noticias.

Oh, las noticias.

Nos parece que la de Lalo Parra fue una vida bien vivida. Qué más se puede pedir. Van a ser doce años de la primera vez que lo ví en vivo. Llovía. Sigue siendo la mejor versión de "Amor Variable" que se puede pedir. Vamoh Rabanito.
El resto de las noticias da para tanto más que un post como este, de puntos acelerados y frases cortas. Lo del niño Cruzat nos hastía. Profundamente. Desde hace ya tres meses y medio. Nos alegra que se haya acabado. En múltiples niveles.

La portada de La Segunda nos hizo sonreir. Nos parece tan apropiada.
 
Piñera es un buen símbolo de Todo lo que está mal en el mundo. Particularmente porque una eventual presidencia se sostendría más en la complacencia e ignorancia de sus detractores que en el entusiasmo de sus seguidores. Detalles, sin duda alguna, más adelante. Piñera ha cambiado su discurso. A diferencia de hace 4 años atrás, habla de "nuestro gobierno"y no de "mi gobierno". Su uso de la pluralidad nos asusta y nos repugna.
Sábado. Ya no jugamos Scrabble. Pensamos si acaso salir o no salir. Ha sonado, con la notable excepción de "Amor Variable", en el párrafo adecuado, un loop de "Digital Ghost" de Tori. Amos, claro. Que tiene single nuevo. Y suena como un single del primer disco. Lo bueno de Tori es que las canciones dentro de los discos suelen ser mucho mejores que sus singles, lo que siempre se me ha antojado como la prueba definitiva de la calidad de un artista.
Digital Ghost. Scrabble. Sábado. Frases breves. Saldré. Por un "rato corto".