lunes, 28 de marzo de 2011

Cuatro años.

Acabo de terminar la cuarta temporada de Californication. Usted que no es nuevo en estas páginas recordará esa primera gran maratón que me dí por allá por el 2008, recién vuelto de Estados Unidos. Esta temporada, en efecto, la empecé a ver allá en su país de origen...en el computador también, porque el día del estreno en casa veíamos algún partido del fútbol universitario o algo así.

Termina con esta temporada el ciclo que comenzó el 2008. Entendiendo que los guiones necesitan más que un refresco, el creador de la serie, Tom Kapinos, ha dicho que la proyectada quinta temporada llevará a Hank Moody por otros derroteros. Este, querido léctor, es el momento justo para salirse de la serie.

Y tengo un poco de ganas, la verdad.

No porque la primera mitad de la temporada, fiel a su estilo, haya sido un poco más de lo mismo y el sexo por el gusto del sexo en situaciones semicómicas bordeando el inverosímil; ni porque recién en el capítulo 7 (de 12) la serie retomara su inversión en personajes profundos, o al menos queribles. Quiero dejar de ver Californication por la misma razón por la que hace cuatro años no concebía una segunda temporada: es un ciclo bien acabado, no quiero que estos personajes se vengan abajo. Se dice que lo importante en una historia es saber cuándo dejar de contarla. Y se dice bien.

Más que por eso, también es porque me duele el hígado.

O algo.

Algún órgano interno único y bien dispuesto me quedó doliendo en esta segunda sentada (vi esta temporada en dos tandas), donde el personaje de David Duchovny va desfilando a paso firme al despeñadero y uno no puede hacer más que, espectador que es, ver. Porque el final de este ciclo de historias no vino con las sonrisas o el estupor de otras temporadas, y porque durante la recta final de la serie no hay un sólo momento catártico. O hay muchos muy pequeños y me fue imposible asirme de ellos. Sí, mi querido léctor, yo suelo llorar con una serie que, entre sus muchos momentos, tiene a su haber una escena de eyaculación femenina.
Hank Moody va directo al despeñadero y no cae del todo pero tampoco hace nada por salir. La cuarta temporada termina y nos quedamos sin mucha iluminación contextual y con un cierre narrativo más bien suave; Californication en todo su hiper-realismo y maqueteo conceptual termina pareciéndose un poco mucho a la vida misma.

Si eso no es mimesis, la mimesis dónde está.



De nuevo, la clave de la serie está en el episodio 8.
Por aquí más o menos:

domingo, 27 de marzo de 2011

Fase Tres

Este humilde espacio va a cambiar para siempre. Otra vez.

Mientras tanto, Richard Hawley canta el himno de estos días:



Nos vemos pronto, de nuevo por primera vez.

domingo, 20 de marzo de 2011

Semanalmente, Sandra.

SEMANALMENTE.

Porque pareciera ser que el devenir de los últimos acontecimientos, i.e. el establecimiento de mi base de operaciones en la capital de la región de Atacama, lugar donde además asisto a un curso sobre Cómo ser un Mesías, ha dejado a este, su humilde espacio más favorito dentro de todos sus humildes espacios favoritos reducido a una capacidad de producción semanal. El semanario de lo insólito II, El Regreso.

No está tan mal, aunque, como suele ser la deconstructiva costumbre de este espacio, puede ser que cambie prontamente, en tanto por fin, por fin, por fin conseguí instalar internet en mi nortino departamento. Fue una odisea de proporciones y que califica como una de las batallas de esta semana. Detalles más adelante, ya verá.

Las otras batallas de la semana se fueron a unir a aquél cantar épico que es la Lucha contra los Mandos Medios, y mandos medios se escribe con m de mediocre, ciertamente. Este país tiene una tradición de calidad a la hora de contar con individuos que tienen poco poder, menos ego, y que tratan de hacerse los patoteros abusando de los nuevos o recién llegados, o de los que tienen menos, de frentón. Entonces un día voy a un colegio donde todo el mundo es buena voluntad y conciencia de las miles muchas cosas que tienen que mejorar, donde profesores, directora, jefe de UTP y demases estamentos lo único que quieren es dejarse evaluar y aconsejar y ¡kablam! aparecen un par de profesoras con cargos inventados por ellas mismas diciéndole a las tropas que cómo es posible, que esto no corresponde y así y así. Toda situación tiene al menos tres o cuatro salidas: la concesión, la diplomacia, la violencia y la fuga. El auténtico genio maquiavélico es capaz de darse el gusto de ejecutar las cuatro a la vez, pero toma un poco de tiempo y tiene como precondición tener un contrincante que lo valga al otro lado del problema. Como no es el caso, ni tengo el tiempo ni, francamente por estos días, el genio para tal maniobra, prefiero darle la vuelta al mando medio y entenderme con las altas cúpulas Y con las bases. Así, los idiotas se vuelven redundantes. Es la era de la internet, niños.

O fue la era de la internet, no sé en qué era estamos ahora, me pregunto mientras reviso qué apps nuevos hay para mi iPad y mi iPod touch de última generación, que probablemente sea última generación por un par de meses más nomás, con suerte.
Diez años cumple entre nosotros el reproductor de mp3 de Apple y yo todavía me siento como un vendepatrias de tener un touch y no un classic. Pero se ajustaba más a mi presupuesto de esos días y el classic es el modelo que más se me aporrea. Los iPods livianos se caen, pero quedan colgando de los auriculares. Los oídos sufren un poquito, pero nada tan terrible tampoco.

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En el curso de esta semana volví a ver el segundo Rebuild of Evangelion, que sigue sintiéndose tan bueno como siempre. Me pregunto cómo la catástrofe del terremoto de la semana pasada irá a afectar las poéticas japonesas, tan cargadas al desastre de por sí.

Kneel before Terence Stamp!
(ah, de veras que no)
También vi el corte de Richard Donner para Superman 2. Hace poco más de treinta años a RIchard Donner lo echaron por "diferencias creativas", cuando había filmado algo así como el 75% de lo que sería la película final. La verdad es que el corte de Donner no es taaaaaaanto mejor que la versión que conocimos hace todos esos años, pero al menos se hace cargo de ese ridículo beso amnésico que Superman solía tener y que es de las cosas que espero se borren de la historia del cine. Lo que sí, termina la película repitiendo la tonterita de darle vueltas a la tierra en sentido inverso. Supongo que, en sus años, los productores habrán encontrado dicho final muy chanta, y decidieron reemplezar al director y agregar un final más chanta todavía.
Lo que sí, Terence Stamp como el General Zod es de esas cosas que es bueno recordar. Al igual que la tan comentada dicotomía que Christopher Reeve saca de la dualidad Clark Kent / Superman. El Clark Kent de Reeve es, sencillamente, notable. Y si usted anda de ánimos, TIENE que leer esos doce números de All-Star Superman de Grant Morrison con ilustraciones de Frank Quitely, que es por paliza la mejor historia del Superman en sus casi ochenta años, y donde además, el Clark Kent de Quitely tiene todas las mejores marcas del de la película.
Secretos para una postura adecuada, o la importancia de caminar erguido. Autor: Clark Kent.


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SANDRA.

Sandra me responde el teléfono con una voz pausada, calmada. Un poco muy pausada y calmada quizás, como alguien que está bajo el efecto de medicamentos para controlar una hiperaceleración.

-VTR Telefonía, Televisión e Internet, muy buenas tardes, mi nombre es Sandra, ¿en qué puedo ayudarlo?

Sandra me pregunta mi nombre y me explica que mi conexión contratada el lunes instalada el martes y pospuesta para el jueves porque a los genios de la instalación les faltaba una herramienta, figura como cancelada en el sistema. Por lo que Sandra procede a pedirme todos los datos, con una calma y parsimonia inversamente proporcionales a mi buen humor. Y si bien es cierto que nunca he tenido la dicción de un locutor AM, mi diálogo con Sandra cae en absurdos como:

- ¿Cuál es su dirección?
-Diego de Almagro noventa y uno.
- ¿Diego de Almagro trece mil??
- No, Diego de Almagro noventa y uno. Esto en la comuna de Copiapó.
- ¿Copiapó en el Centro?

Edición limitada de [El Autor] de este blog, versión "Llamando al
Call Center". Fumarola desde los costados se activa por voz.
Y así. Mientras tanto el humo salía y salía de mis sienes y lo más lamentable era no tener una fiesta de disfraces para ir de Frankenstein Junior.

Para cuando le di por tercera vez mi correo a Sandra, para efectos de la boleta electrónica y demases, me quedé pensando si acaso carfasaleo sería una dirección en uso o si estaría disponible. También casi termino convencido que "cartaleo" habría sido mi dirección de correo perfecta y la menos dada a confusiones.

La cosa es que tras doce minutos en el teléfono Sandra me tenía de lo más harto y había caído ya en la práctica de alejar el auricular de mi oído cada tanto, a sabiendas de que le iba a tomar al menos otro medio minuto llegar a decir lo que me tenía que decir realmente. Establecido todo esto, el momento del "lo llamaremos para confirmar la visita" fue un auténtico momento de alivio y descanso con coros celestiales y todo. Pero me esperaba algo más.

- Muchas gracias por llamar a VTR, don Leonardo. Y recuerde estar atento a la radiación solar en Copiapó y usar bloqueador si va a salir.

Y yo me sonreí, le di las gracias especial y sinceramente y le corté antes de que la carcajada se me saliera del todo. Al final, Sandra me había caído bien y fue una lástima que no me hubieran llamado para evaluar el servicio después porque le habría dado flor de buena nota. Así de importante es ser genuinamente uno.

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Notas seriales: Esta semana finalmente pude terminar la primera temporada de Misfits, serie que se las ingenia para ser un poquito interesante, aunque la gallina de los superhéroes como género camina desde hace un rato ya sin darse cuenta que está descabezada, en mi opinión. Los primeros cinco capítulos urden una trama interesante, con personajes que le hacen honor al título de la serie, aunque de alguna forma no consiguen encantar del todo. Aún así, para el penúltimo capítulo de la temporada algo de simpatía se siente por los pobres, sobretodo contrapuestos con gente aún más conchadesumadre que ellos, como lo es la probation officer que les asignan tras la muerte del primero.

Y en el último capítulo se va todo al carajo. En serio, el último capítulo parece haber sido escrito para Doctor Who, lo que no es un piropo precisamente, sobretodo porque la serie iba para cualquier otro lado y terminó tirando todo el clima urdido por la borda. Queda ver qué pasa en la segunda serie, pero la verdad es que el final de la primera es de lo más anticlimático. Cualidad bien poco deseable en un final de temporada.

Lo que sí tiene constantemente bueno Misfits es su diseño de producción. Acompañado además por una excelente selección musical, que va desde The Velvet Underground, hasta The Specials, pasando, precisamente al final de la serie, por una de mis favoritas de Blur. Damas y Caballeros, To the End.

sábado, 12 de marzo de 2011

Cosas, cosos, experiencias.

Escribo esto y ya es de noche y yo debería estar en una fiesta de cumpleaños, pero eso ya no va a pasar. Pasa que en mi visita a la capital aproveché de jugar a la pelota y quedé en magras condiciones para irme de fiesta. Un amigo cumple treinta y otros dos amigos, que ya tienen treinta, me llaman y mandan mensajes en línea para decirme que están igual de cansados que yo, sin partido ellos, y que no van. Jarvis Cocker siempre, siempre, siempre me espera a la vuelta de la esquina con su you are the party that makes me feel my age. Me sonrío nomás, este mundo tiene demasiada gente haciéndolas de Danny Glover en Arma Mortal 2, y 3, y 4, siempre quejándose, siempre demasiado viejo para esto.

Es imposible ser demasiado viejo para esto, hay una contradicción lógica en la frase misma. Somos para esto. Pero desvarío.

Es de noche y en el departamento de al lado hay un asado. Sensación que es siempre extraña, cuando los vecinos tienen fiesta. El ruidito de conversaciones ajenas, de chistes extraños. Es escuchando a Otra Gente que uno advierte como toman forma los mitos urbanos, cuando uno escucha las mismas historias, todas de la boca de alguien que tiene un tío que trabaja en...o un amigo que es amigo de.... Después, las conversaciones entran en ciclo: el ciclo de los dibujos animados, el ciclo de la actualidad. El ciclo de los dibujos animados es una de esas cosas que pretendo graficar con lujo de detalles en algún lugar del futuro. Detalles más adelante.
El ciclo de la actualidad es triste, bien triste. Mejor, a otra cosa.

OTRA COSA TRISTE (pero hermosa) : La trilogía Red Riding, las películas que Channel 4 hizo hace un par de años ya, adaptando el ciclo de novelas de David Peace. Tre men da.
Le diré que la historia gira en torno a una serie de desapariciones y asesinatos de niñas pequeñas, por el así llamado Yorkshire Ripper por allá por los 70s. Le diré que las películas llevan en el título el año en que están ambientadas: 1974, 1980 y 1983; y que forman parte de un universo coherente, compartiendo personajes, si bien las dos primeras pueden ser vistas por su cuenta como producciones que no requieren mayor explicación.
Le diré que la mejor forma de verlas, yo estimo, es en el silencio de la noche, durante tres noches seguidas. Si al terminar la tercera noche no siente el más mínimo impulso de querer verlas todas juntas en modo maratón, yo me sentaré con usted y veremos juntos tres películas de su total gusto; o me sentaré en soledad y usted me torturará con tres películas de su elección.
El tono de la serie entera es triste y derrotado, pero está filmada con tal tino y belleza que el resultado final es impresionante. 1974 es quizás la que presenta la propuesta estética más interesante, mientras que 1980 le da una riqueza y profundidad a la historia en general que sorprende e impresiona en sus cambios de ritmo. 1983 es el final y poco más, la más débil de las tres, ciertamente. Pero aún así, cada una por sí sola y todas juntas son Un Gran Espectáculo.

OTRA COSA (del espacio).
Lectores angloparlantes: Clarkesworld magazine publica en línea un cuento bien redondito y piola, en el que Peter Watts recuenta la historia de The Thing, la peli de John Carpenter, sólo que esta vez desde la perspectiva de la cosa.
Escuchas angloparlantes: En el mismo sitio, Kate Baker lee la historia, con una voz monótona e hipnótica que le viene perfecto a la historia. Pruebe tumbarse en la oscuridad más completa escuchando la historia. Procure no gritar "Mamaaaaaaaaaaaaá" y no asustarse con el menor de los ruidos después. Es una grata experiencia.

Y ya que estamos con experiencias: Sweet Sensation con su único hit, del año 1974, de la banda sonora de Red Riding: The Year of Our Lord 1974, es Sad Sweet Dreamer:


Después de la película, me cuesta mucho no teñir la canción de esa tristeza de las cosas inevitables, del punto en que la suerte se sabe echada y ya no hay vuelta atrás. Toda la alegría coreografíada de estos muchachos se siente, tras ese punto, un tanto desesperanzada. Otra de esas experiencias.

OYENDO/LEYENDO II.
Brevemente y por el gusto de compartir, estoy escuchando las entrevistas de Peter Bogdanovich a Orson Welles, porque todo indica que me voy a obsesionar con la figura de Welles de aquí a un par de meses más. Como botón de muestra, Orson se enoja al grabar un comercial para Findus.

Sucede que me gusta la gente así, con aspiraciones grandes e ideas aún más grandes. Cada tanto, Jarvis Cocker me espera en otra esquina para cantarme the meek shall inherit absolutely nothing at all y yo me sonrío y veo a la gente con sus pequeños sueños producidos en masa y sus muchos miedos producidos por aquellos que profitan de vender sueños en masa y asiento. La mayor parte del tiempo me parte el alma, eso sí.

Sí, tengo alma. O algo que hace "crack" cuando las personas se ilusionan por un objeto cultural tan pequeño como todos los otros objetos culturales, pero que les genera un genuino chispazo de felicidad. Y también hace "creeeek" cuando veo a nuestros gobernantes hacer gala de su estupidez al tiempo que usan y abusan de todo su poder para generar miedo, que es tan fácil, que es lo más fácil.

Estoy leyendo Chronic City, que fue parte del regalo de cumpleaños de Jo, y del que he leído aproximadamente cuatro páginas porque desde su primer párrafo que estoy deseando que no se me acabe nunca. Está así de bien escrito y usted podría salir a buscarlo y decirme si acaso me estoy equivocando medio a medio o si acaso son sólo las primeras cuatro páginas las que están tan pero tan bien escritas. Jonathan Lethem es el autor, por si acaso.

También estoy leyendo aquí y allá todos los crossovers de verano de la Marvel. Empecé con Planet Hulk, que no es tan crossover, y seguí con House of M, World Warld Hulk, Civil War y ahora estoy en Secret Invasion y de ahí me voy a Siege. Conclusión: Usted no lo intente en casa, estos son los cómics que la gente dice que matan neuronas. Como ver una película de Michael Bay, pero peor, más lento y doloroso. Considero este párrafo como evidencia de mi adicción a estas historias de segunda. Culpable, su señoría.
Eso sí también me di el trabajo de leer todo lo que va del Invincible Iron Man de Matt Fraction y es una delicia. Treinta y cinco números que espero, espero sean sólo un tercio de la historia en total. Cuando termine con mi tour de force por los malos cómics de cada verano voy a releer Seaguy de Grant Morrison y finalmente empezar Joe the Barbarian. Reportes más adelante.

Terminemos este reporte no más adelante sino ahora. Terminémoslo en otra nota setentera, del mismo soundtrack, Ann Peebles canta cómo te va echarte la casa abajo...

lunes, 7 de marzo de 2011

Desert Days

Nada de esto es verdad.
Luego, todo esto es verdad.

Mientras los más reputados miembros de la audiencia se abalanzan a preguntar "¿Y esto otro?", yo me dedico a darle cordialmente la bienvenida al primero de los posts desde la III Región, mi nueva base de operaciones.

Mis días de desierto han comenzado de lo más bien y no han hecho más que ponerse mejores. He estado un poco aislado de la Internet, mi medio de comunicación favorito, pero esto me ha permitido enfocarme en otras cosas y realizar otro tipo de maniobras malabáricas.

Copiapó es de esas ciudades que invita a la respuesta "es más fea esa hueá" del santiaguino medio. Y si bien, la contrarespuesta debiera ser "tan bonito que es Santiago", en esto el santiaguino medio acierta. Copiapó, la ciudad, es bien fea. O quizás no tanto; es "simpática". Usted sabe a lo que me refiero.

Claro que sus puntos a favor son considerables: un clima estable y soportable (corre bastante más viento del que uno podría esperarse), ambiente relajado, distancias cortas. Un ritmo pausado que se nota en su gente, que si no es más alegre, al menos es infinitamente menos urgida que el santiaguino medio. Hay menos ceños fruncidos por acá, más entendimiento y más frases de cortesía.

Escribo pausado y retomo el ritmo de escritura intentando acompasarlo con mis días de Norte, mis viajes de fin de semana a la capital y mi mente lejos, bien lejos. El horario de la siesta me consume, como una arena movediza suave y relajante. Cada palabra es una patada contra el fondo, contra la nada, intentando salir, de a poco, ojalá de una forma suave y relajante.

No hace frío ni estoy lejos de casa.


COMING SOON TO LV55 :



¿Qué o quién se esconde tras la misteriosa puerta 72?


¿Fue acá donde el Rey Misterio encontró su sorpresiva muerte a manos de Cormano en improvisado e injusto duelo?


Say hello to my little friend!!!

Location:Colipí,Copiapó,Chile

viernes, 4 de marzo de 2011