jueves, 7 de abril de 2011

Macca.

Tengo llamada perdida de Gonzalo, mi mejor amigo desde hace ya unos dieciocho años másmenos. Es raro que Gonzalo me llame a media mañana y más aún un día de semana. No es raro que me llame un viernes en la noche o cualquier día en la noche, o previo a un partido importante. Así es que, señal inequívoca de que me estoy volviendo viejo, le devuelvo la llamada con un dejo de preocupación en mi voz, aunque, señal inequívoca de que no soy viejo, estoy imaginándome que hay noticias tremendas: la productora se adjudicó el programa con la U, salieron los fondos para algo o quién sabe, alguien en alguna oficina ejecutiva creyó en el piloto que escribimos.

Nope, Gonzalo me llama para saber qué localidades tengo pensado comprar para McCartney. Sí, McCartney, Paul. En Chile, en algún momento. Precios ridículos. Y no ridículos de baratos.

Me asaltó entonces El Gran Flash: mi amigo, mi mejor amigo no sabe que en estos años he desarrollado una suerte de alergia a los Beatles. Gonzalo todavía tiene el recuerdo de nosotros como quinceañeros con preocupaciones artísticas cantando el Album Blanco completo mientras nuestros compañeritos andaban en algún lugar entre el grunge y el sound. 

Primera pregunta mental: ¿Cómo se lo explico sin sonar como un perfecto pedante?
Primera respuesta mental: Imposible, soy un perfecto pedante y mientras más trato de no sonar como uno, peor me va.

Lo primero que me sorprende es lo rápido de mi "No, no me interesa para nada McCartney", que sale medio apologético pero lo suficientemente Honesto para que mi amigo me responda con auténtica sorpresa. Le explico un poco que los años han pasado, que no hay nada peor para los gustos de uno que ver surgir a nuevas generaciones de pendejos que se ceban con las mismas anécdotas que tú hace diez años y como te hacen de espejo de lo tarado que eras. Hace poco leí una columna del bueno de Matt Fraction en la que contaba cómo le había pasado lo mismo, pero con Monthy Python. Me sentí menos solo en esta tierra. 
Pero el hecho queda: han sido demasiadas conversaciones con distintos grados de alcohol, con jóvenes ni tan jóvenes sobre los Beatles como Lo Mejor del Mundo y las anécdotas y las historias y los libros y las biografías. Han pasado los años para sentir que la música no es Ni Tan Buena ni ahora ni para los estándares de la época. Lo es, pero no tanto como lo pintan. 
Los Beatles me caen mal como a otra gente la cae mal la Coca-Cola. Aún así...con un combinado...

Aún en mis años de Beatlemaníaco (que fueron como diez, más o menos), McCartney rápidamente se convirtió en mi menos favorito. John tiene ese encanto y onda únicos; y me parece que de los cuatro es el único que realmente creció en esos años, o al menos la forma en que creció me es familiar. Me gusta que haya dejado el grupo, que en su última entrevista dijera todo lo que detesta escuchar esas canciones...y hay algo en su alejamiento del grupo, en dejarlos para dedicarse seriamente a ser feliz con su mujer que me parece tan pero tan sensato y lúcido. Una de mis historias favoritas de Lennon es cuando cuenta que, al dejar la banda, yéndose con un portazo de la fatídica reunión con McCartney et al en el edificio de la Apple records, lo primero que pensó no fue "Acabo de renunciar al grupo más importante de la historia" sino "¡Cresta! Dejé a la Yoko sola con el idiota ese". El idiota ese siendo su socio en la composición de tanto éxito y hit junto.

George Harrison fue mi primera experiencia beatle. Yo tenía 6 años y me gustaba ver el video con cabezas de animales moviéndose, y papá me explicó que ese señor antes tocaba la guitarra en un grupo que había sido importante. Le tengo un cariño entrañable a su carrera solista, y es otra razón para agradecer que se hayan disuelto a tiempo.

A Ringo no se le puede odiar, a menos que uno sea baterista. Amigo personal de Peter Sellers y, como decía Lennon, el único de los cuatro que hubiera sido famoso si el grupo no hubiera existido.


Y después está McCartney, puntilloso, egocéntrico, perfeccionista. El que hacía que sus composiciones fueran ejecutadas hasta el hartazgo y andaba mirando el reloj cuando tocaba grabar las de los demás. El envidioso que montó el Sgt. Pepper's como respuesta al Pet Sounds de los Beach Boys. Y digan lo que digan, pero el Revolver es mejor disco. 

Ok, Macca también está detrás de A Day in the Life y su carrera con los Wings no es del todo mala. Es de esas que producen éxitos como pepitas de oro en un río eso sí, pero no deja de tener méritos. Cuando vino el 93, con el tour del Off the Ground, presentó un show sólido, con todos sus éxitos de solista matizados con algunos de sus hits Beatles.

Yo estaba ahí.

En algún momento de la llamada se lo explico a Gonzalo y no quiero mirar en menos el recital de ahora, no quiero decir que probablemente Macca esté sin tanta voz. Le digo que por lo que he sabido el show en Baires estuvo increíble y que va a ser tremendo, que no se lo pierda. Pero que yo no estoy para eso, que ni siquiera se me ha pasado por la mente. 

Me dice que me voy a arrepentir, pero le respondo rápido y queda claro que nada en el mundo me haría ir a verlo de nuevo. 

No se siente muy bien.


Trato de pensar en los niños beatlemaníacos. Trato de pensar en como los Clash los sacaron de una patada de mi ránking histórico de bandas favoritas, dando paso a la escalad de otros en el ránking. Pienso como he llegado a teorizar a los Beatles como la alternativa fácil: decir que son los mejores es la excusa para no investigar más música, no ir más allá. 

No funciona mucho.


Stupid, stupid Paul McCartney.

4 comentarios:

Lute dijo...

Esto es todo una mentira.

Todavía los amas.

Pero te da rabia.

LV dijo...

Lo pensaba hoy mismo fíjate tú. Y.....no.

Pero son como una ex-novia que te recuerda lo ingenuo que fuiste alguna vez o te devuelve una imagen de espejo vergonzosamente distorsionado.

Es raro el ejercicio de hacer las paces. Aparentemente, poder hacerlo con las personas no te garantiza hacerlo con las bandas.

O quizás las bandas me son más significativas que las personas...

Lute dijo...

Es que las bandas en uno mismo son uno mismo.
La gente no es tanto así, parece.
No es, verdaderamente una parte de ti quizas?

Has considerado que una banda nunca va a poder aburrirse de ti?

Quizas nada de esto apunta ni cerca del conflicto.

LV dijo...

Y...sí.

El post de ayer tiene que ver un poco con eso, me quedé pensando después de tu comentario. Cuando uno se enamora, a falta de mejor palabra, de un grupo, este termina definiendo tu espacio, conceptualizando tus metáforas, colonizando tus ideas de formas más o menos sutiles.

Uno se vuelve la banda.

Después uno mira hacia atrás y ve en la banda el cuerpo (carcass) de la persona que fue. Y a veces el espectáculo no es bonito. Ahí es cosa de cada quién, la verdad.

No sé si iba al punto, pero está igual de bien si sí o si no. : )