lunes, 12 de junio de 2006

De vuelta de la tierra de los pingüinos

Y, sí. Han terminado dos semanas de constante ajetreo y coordinación universitaria. Días de asambleas, discusiones, envío de ayuda, visitas a terreno, levantadas temprano e insomio sin ningún tipo de carga académica mediante.
Entremedio empezó el mundial y quien sabe cuantas cosas más. Lentamente la realidad vuelve a tomar su ritmo de rutina y su compás al son del reloj. Si llevar un journal tuvo sentido alguna vez fue durante esos días, donde hubo actividad para descomprimir y llenar días enteros...
Aprendí mucho sobre mí mismo, me recordé exactamente qué cosas me son realmente importantes, y donde se traza la línea entre las personas con las que quiero pasar mi tiempo y las que en verdad estoy feliz de no encontrarme en sala de espera alguna.
Las reflexiones sobre estos días abundan: desde el pernicioso rol de la prensa, hasta la significación de un movimiento social como la única salida para romper el eterno empate legislativo. Desde las razones que tienen y tendrán a la derecha como oposición hasta el escaso sustrato valórico de la Universidad Católica y sus dirigentes (especialmente en oposición a la U. de Chile). Sobran las reflexiones, y bueno...no quiero prometer una, pero quizás más adelante, quien sabe, algo...

"Algo" como lo que más vi en estos días, lo que se apreció en las discusiones más acaloradas, en las más sensatas, en el silencioso trabajar de los que fueron a acompañar de noche a los colegios, y los que recolectaron alimentos, mandaron a hacer frazadas, y se encargaron de hacer todos lo que sus facultades pudieran por hacer algo más fácil la estadía forzada de quienes buscaban una respuesta a una pregunta que llevamos callando por años.

Belleza.

Sencillamente, belleza.

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