lunes, 29 de septiembre de 2008

9. Jugando ante un improvisado rival, LFC impone sus términos holgadamente. Remates en el palo y jugadas de riesgo van y vienen hasta que el embotellado equipo de "literatura"(?) sale en un contragolpe de aquellos, con uno de sus anónimos delanteros llevándose por delante a nuestros dos centrales y sacando un remate cruzado que Yours Truly se comió de puro mal ubicado. Tumbado, en el suelo, mirando la pelota en la malla, por vez única sentí y pensé "de esta no salimos". Apoyé la frente en el suelo, sentí el polvo pegoteándose en el sudor de mi frente y me levanté, herido de rabia, mucha rabia. Ipso facto, el bueno de Emilio, que las hacía de árbitro, pitó el final del primer tiempo.
El segundo tiempo fue más de lo mismo, Lingüística acogotando, el rival esperando un contragolpe. 0-1, mi último clásico.
Nunca más.

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