lunes, 24 de noviembre de 2008

El fin de las Vacaciones

El otro día estuve en la Feria del Libro. Más motivado por la idea de pasar por el stand de La Calabaza del Diablo que por otra cosa, para qué le voy a mentir. En efecto compré mi obligatorio número atrasado (a precio reducido como judigüelo que me pongo) de la revista Bilis (sigue siendo un chiste familiar el leer "Director Responsable: Nicolás Cornejo") y Jueves, la novela debut de Luis Valenzuela. Jueves merece una crónica aparte, para serle sincero. Y para serle honesto, es poco probable que la escribe. Como raya para la suma le puedo decir esto: cómprela. No está disponible en grandes tiendas ni en supemercados de la región, pero sí le puedo prometer subir los datos de contacto. A ratos peca de ese literalismo propio de quienes pasamos mucho rato entre libros, pero no alcanza esto a opacar sus mejores pasajes (que son varios) y su apoyo preciso en la cultura pop... pero, como ya dije, la novela amerita una nota aparte.

Las otras cosas que compré fueron esos apuntes del curso Seguridad, Territorio y Población de Foucault y las Mitologías del bueno de Barthes, que, en efecto, no tenía. Todo esto para llegar a casa y percatarme que, por primera vez en mucho, demasiado, tiempo, había comprado más libros de teoría que de literatura...

"Se me están acabando las vacaciones", pensé. Y ahí mismo recordé el propósito y sentido que este había trazado para este año. Este era el año para estar lejos del mundo académico, para trabajar como Peter Parker en cualquier y múltiples cosas, para disfrazarme de profesor de idiomas, traductor, redactor y un cuánto hay. Yo hago esto, pero no soy esto, era el lema de este 2008. Y yo lo había olvidado. Claro que es un hecho bien sabido que las cosas olvidadas se realizan muy al pesar de, o quizás precisamente debido a, la amnesia de quien pretende ejecutarlas.

Lentamente, mientras más me relajo porque se acaban los cursos, las correcciones insufribles, los alumnos con cara de signo de interrogación, y empiezan los días de pasar más tiempo en casa, de leer la crítica para leer la realidad, de llenar cuadernos de apuntes y quedarse hasta tarde escuchando la música precisa para todo y para nada... Mientras más me relajo, más se me terminan las vacaciones. Hay momentos en la vida en que las inversiones son, sencillamente, lo mejor.

EN OTRAS NOTICIAS...
Hoy saca disco el bueno de Kanye. El disco es un paso más en su evolución natural desde el hip-hop tradicional hacia su estilo personal con ínfulas de futurismo renovado. (El futurismo renovado, a diferencia del socialismo renovado, es una actualización bien certera y apegada a las raíces originales, pero, como el socialismo renovado, tanto más light.) Y en esa clave, el disco funciona, yo estimo, si bien el muchacho se esconde en demasía tras el talkbox. Es cierto, no tiene mucha voz que digamos, pero tampoco es para taaaanto. Me gusta pensar que su aspiración secreta es cada día dar un paso más para convertirse en un robot inmortal (y egocéntrico.)

Sea como sea, "Paranoid" es pedazo de canción. Escucharla me pone contentito al caminar por Santiago, como hace ya dos años escuchar "The Good Life" me ponía contentito al caminar por Schenectady.

Aquí os va


-ah, el disco se llama "808's and Heartbreak". Hágalo suyo por los medios que estime convenientes.

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