(Ven)irme de Pucón hacia Santiago tiene mucho de simulacro. Comienza oficialmente la temporada de despedidas con un viaje que termina con mi novia yendo a dejarme a un terminal. Siempre era yo quién la iba a dejar a ella, o yo me iba para estar con ella. "Primera parte de dos" atiné a decirle aún en el carrito que nos llevaba del departamento al auto. "Aquí se acaban las vacaciones, acá empiezan las despedidas", me dice ella y la frase queda inmediatamente en la posteridad...haciéndome eco cada vez que hay suficiente silencio para el eco en mi viaje. Nos despedimos en en el terminal, mirada atrás perfectamente sincronizada mediante, y si esto fuera una película Hallmark estaría diciendo que es el fantasma de las despedidas futuras. El viaje de vuelta a Santiago toma las mismas diez horas que tendrá mi viaje a Nueva York. Más o menos con las mismas escalas, creo.
Algún sentimiento de vacío me queda, ahora que comienzo a estar lejos, de alguna forma. Sospecho que no volví del Sur y que todavía estoy por allá, medio perdido, con la cabeza en cualquier parte y sabiendo eso sí, con mucha certeza, que ya a Santaigo no vuelvo hasta Julio del próximo año. El switch de vacaciones no se baja y esta ciudad me parece Tan Acelerada. Y no me puede importar menos.
Saludos a R.E.M. y el temazo aquél del disco tan mediocre aquél.
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