lunes, 26 de diciembre de 2011

CERO

Decía más o menos así:

First. Entry. Ever. Again.

Como si siempre estuviéramos empezando, de nuevo. Como si siempre estuviera empezando de nuevo. Sin palabras inaugurales. O con palabras inaugurales breves, intentando negar su naturaleza inaugural. La inauguración como un acto de violencia, rupturista, separando el antes del después. Fundaciones. Comienzos.



Y ahora que se acaba todo, pienso en Oroboros, la serpiente que se come a sí misma. Ñami Ñami. Yummy, Yummy, Yummy, I've got love in my tummy. Uno habla de la ruptura de las inauguraciones porque se supone que no puede hablar del cierre, porque no existe tal cosa como el cierre. La vida se vuelve un vector en una sola dirección y cada uno de sus elementos va lanzado hacia el futuro. Incluso la muerte no se lleva las cosas, porque el lenguaje las resucita. Algún día olvidaremos las palabras y tendremos que repensar todo esto, pero eso será más adelante, cuando ya hayan llegado los extraterrestres de Inteligencia Artificial.

"Las películas de Spielberg siempre se entienden y dejan claro su mensaje. Las películas de Kubrick, en cambio, no se entienden y te dejan pensando. Te dejan con una pregunta" decía Terry Gilliam, expresando su preferencia por las últimas. Me pasa lo mismo.


¿A usted no, mi querido lector?

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