domingo, 4 de diciembre de 2011

Los mejores planes

Yo caminaba por Buenos Aires y este relato se empezaba a armar. Había escrito ese primer post y en mi cabeza se redactaba el siguiente, para ese día: otra historia del presente hilada con una historia del pasado, un poco más reciente de mi historia con esta ciudad. Así, eventualmente, lograría construir una narración completa en que cada post evocara una visita distinta a esta ciudad que siempre me hace cariño. Todo iba perfecto, un plan definido. Todo lo que uno necesita para lanzarse a escribir ¿o no?

Pero claro, llegué a casa a las 4 y media de la mañana ese día. El día siguiente salí a cenar con mis anfitriones; al siguiente no llegué a casa, al sub-siguiente llegué a las cinco de la mañana.

Los mejores planes se plantan como una estructura y albergan en su interior su propia destrucción. Así, atomizados, se vuelven algo mucho más grande de lo que jamás podrían haber sido.

Esto es válido para escribir, vivir, lo que sea.



Criatura metafórica.
Además, el segundo alienígena en
aparecer por acá en igual número de posts.
(En mi cabeza, la metáfora anterior se ve como una criatura tentaculosa haciendo explotar el andamiado de un edificio.)

Mi viaje ha sido perfecto, querido lector, de todas las formas que yo podría haber deseado. De todas las formas que deseé, en efecto. La clave con los deseos es pedir una resolución y entregarse, sin aferrarse a una posibilidad cierta. Ese fue mi consejo zen-chulo del día.

Mi consejo zen-chulo del día de ayer, o de la noche de anoche más bien fue decirle a Catalina

"La única forma de hacer es haciendo"

Acto seguido ella y su amigo, con quienes me había juntado a cenar, se largaron a reír imposiblemente y acordamos todos que sería una gran frase para una polera.

Y es cierto. En tantos niveles.

O solo lo será cuando haga la polera. En sus dos versiones: letras normales para lucir en la calle y letras invertidas para enfrentar al espejo.

Estoy en pleno proceso de corcoveo con las redes sociales. Detalles más adelante.
Soy un hombre feliz.


Saque sus propias conclusiones.

No hay comentarios: