viernes, 13 de enero de 2006

How to dismantle a U2 Concert


DISCLAIMER: Creo que U2 es la banda más sobrevalorada del mundo. Bono es un individuo lo suficientemente inteligente para saber que si grupos de individuos con cero talento se han podido convertir en fénomenos de la moda y el marketing musical, bastará con tener un escasísimo talento para convertirse en the biggest and loudest act in the world y llenar estadios a granel. Y U2 tiene eso. Un mínimo de talento con un líder que sabe lo que la gente quiere. Porque de música mejor no hablemos. Ok, "Where the Streets Have No Name" es buena (aunque siempre la recordaré como la parte mala de ese cover doble que hacen los Pet Shop Boys con "Can't get my eyes off you"), "Stuck in a Moment" es un genuino gran tema, pero "One" es la claramente la canción más sobrevalorada de la historia. Y sería... no hay mucho más en veintitantos años de producción. Hell, el único disco de The Verve tenía más genio y buena música que toda la carrera de U2, y eso sólo es un botón de muestra tomado al azar de entre miles.

UNO. La mejor descripción sociólogica de la juventud chilena la dió Jorge Gonzalez en "La Voz de los 80's": qué alegría más triste y falsa.
DOS. Desenfrenados, bipolares y esquizoides, como pueblo tendemos a volcar colectivamente nuestra frustación, nuestra tristeza y todas las ganas de ser un poquito menos grises y un poquito menos empaquetados en eventos masivos.
TRES. Esto debido a esa cobardía imbricada en lo más profundo de nuestra identidad. Choros de grupo, Matones de pandilla, los chilenos nunca hacemos NADA sino nos secunda un lote en el que somos todos iguales. Igual de irresponsables al menos.
CUATRO. Aparece en Chile "el show más grande del mundo". Dotados de mucho ruido y escasísimas nueces, Bono & co. venden la pomada de "si no viniste, te lo perdiste". El pueblerino pueblo de Chile tiembla. El Estadio Nacional como la plaza pública, U2 como el circo, nosotros como los curiosos, mirando por encima del hombro. HAY que estar ahí.
CINCO. El golpe de gracia: La compra de entradas mediante la Tarjeta Ripley. Si hay algo que en Chile amemos más que andar apatotados, es endeudarnos. Comprar hoy y pagar mañana, cuando haya plata y las deudas que contrajimos ayer tengan pagada su tercera cuota (de 24)
SEIS. Histeria Colectiva + Posibilidad de Endeudarse + "Evento Imperdible" = U2 llena el Nacional.
SIETE. Lo siento mucho por todos los que hicieron esas largas colas por un grupo que en verdad no les gusta tanto. Lo siento por nuestro país y porque cómo salimos del subdesarrollo si seguimos siendo un pueblito, al final del día. Toda esa gente consiguiendo sus entradas por la razón o la fuerza me hacen pensar que si nuestro idioma fuera el inglés, junto con el huemul y el condor diría "Follow the leader".

OCHO. Existe una única(como en la notación matemática que por algo es el perfecto inverso del logo de E! entertainment television. Lo fashion como la antítesis de lo único y lo original) razón para ir a ver a U2. Y tiene peso histórico: Franz Ferdinand.
NUEVE. Ferdinand es otro de aquellos grupos infinitamente superiores a U2. Nada que hacerle. Elige un disco al azar, el primero o el segundo. Luego elige cualquier disco de U2. Cualquiera, compilación de grandes éxitos, sleeper hit, "clásico de todos los tiempos". Ni un sólo disco de U2 sale bien parado al final del día. Si no fuera un acto de irracionalidad económica, pagaría mi entrada para ver al telonero y me iría antes del show principal. Los 60.000 asistentes a U2 tendrán un número de calidad frente a sus ojos y, lamentablemente, se lo perderán, demasiado ansíosos por seguir al mejor hipnotizador del mundo, Bono Vox.

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