sábado, 21 de enero de 2006

The continuing story of Bungalow Bill (Murray)

Y ahora, un poco de crítica de cine; hoy: Broken Flowers, de Jim Jarmusch, traída a ustedes por cortesía de la industria del DivX. ¡Salud!
En un principio, la película cae bajo el efecto Bill Murray, i.e. desde su impresionante comeback en Lost in Translation, Bill Murray se ha vuelto una superestrella así al instante. Quién iba a decir que nuestro amigo cazafantasmas y periodista en loophole de Groundhog day podía actuar...De cualquier forma, Broken Flowers parece al principio una continuación natural de las aventuras de Bob Harris. Lentamente la película va evolucionando hacia una suerte de road movie, o más bien anti-road movie, la que Bill Murray pasa por toda una serie de desventuras con más o menos la misma cara de perro que le conocimos en la película dirigida por Sofía Coppola. El argumento resumido es bien cliché y casi telesérico: Don Jhonston (with a T), solterón empedernido extraordinarie, recibe una carta misteriosa de alguna de sus múltiples amantes pasadas, diciéndole que su hijo (que él, obviamente no sabía que tuvo) ha abandonado la casa en pos de buscarlo a él, su verdadero y desconocido padre. Don, a instancias de su vecino Winston (un inolvidable Jeffery Wright), sale a dilucidar el misterio y encontrar la madre de su supuesto hijo entre todas sus ex-novias.
La magia de Broken Flowers reside en la habilidad de Jarmusch para tomar semejante argumento y darnos a todos una lección sobre las incertidumbres en la vida. Jugando con la imagen inalterable y sólida de su actor principal, el cano director conduce su personaje a través de situaciones que rayan en la histeria y de las que sólo Murray puede salir incólumne. La película es relativamente predecible, pero eso no hace que sea menos impactante, sino que al contrario, deja con la sensación de "lo ví venir y aún así me pegó". Como sólo lo hacen los mejores.
Tras ver la película tuve que salir a caminar, tomar un poco de aire en un día en que estuve mostly encerrado en mi casa, mirar mi barrio de los últimos 14 años con otros ojos. Jim Jarmusch se las ingenia para darnos con una tautología de primera: "Well, the past is gone, I know that. The future isn't here yet, whatever it's going to be. So all there is is this, the present". Budismo pop de primera en una película que delicada y elegantemente coquetea con el cliché, que se pasea demostándonos que poco común puede llegar a ser un lugar común. Sencila y maravillosa como una flor de primavera, su brevedad la hace parecer más un haiku cinematográfico que otra cosa.

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