lunes, 15 de octubre de 2007

El que sabe, sabe.

"Los Jerónimos broncinos anunciaron el mediodía.

Sentimos hambre.

Nos dirigimos al restorán de la Basílica, el más inmediato, y nos sentamos a la mesa.

Mi mujer pidió:

Pato escabechado.
Cazuela de cordero.
Prietas con puré.
Lúcumas a la crema.

Yo pedí:

Arollado de chancho.
Caldillo de congrio.
Cochayuyo con cebolla.
Picarones en chancaca.

Luego ambos coincidimos en el café.

- ¿Pagaste? - preguntó.
- Pagué - respondí.
- ¿Nos vamos, entonces?
- Nos vamos.

Y nos fuimos."

De Juan Emar, que: puta qué sabe.

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