lunes, 1 de octubre de 2007

Querido...

Querido diario,

Hoy casi eliminé mi blog, un poco disconforme con las dos primeras entradas, un poco sintiendo que me estoy volviendo viejo para el género, un poco porque sí y también un poco por qué no. Sin embargo, como este mensaje hace evidente, no te destruí y me he decidido a hablarte en la segunda persona. Hoy te escribo a ti y en ti. Como esas metáforas medio eroticonas de Derrida en sus años mozos. Se le echa de menos al viejo que hasta el final fue bien lúcido.

Mañana se va mi mejor amigo y la ciudad se verá tanto más vacía. Es inevitable que cuando uno escribe con más intenciones de desmarcarse de su persona real, más presentes se hagan los detalles reales más importantes. La carta robada, que le dicen.

Mi obsesión por estos días es el señor Nikola Tesla. Comuníquese, notifíquese y archívese. Mi otra obsesión es el señor Kanye West. Eso y el diseño de un cine chamánico, Raul Ruiz dixit. Eso y escribir historias que realcen la figura del barrio, ese que ya casi no existe, que ha sido horadado por "el edificio", carcomido por "la pobla", suplantado por "el condominio". Eso y escribir un seminario que, una vez impreso, sirva para algo más que para envolver la pizza o limpiarse los pies un día de invierno. Eso y predicar, como siempre, que no es que la vida sea linda, sino que lo lindo es vivir, así como en gerundio del inglés.

Mañana se va mi mejor amigo y la ciudad se queda más vacía. Pasé un año viviendo con las tribus del norte, lejos de mis seres queridos y ahora que he retornado a la civilización como la definieron los españoles me encuentro lejos de mi novia y, desde mañana, sin mi wingman por excelencia. Al menos, es primavera.

Eso. Advertencias: no creas la mitad de lo que te escribo, ni mucho menos le des valor de verdad. Hago lo que puedo por desmarcarme, pero a veces el ego puede más. Hoy no, quizás mañana sí. Bajo el sol y en un lugar genial, como dicen.

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