miércoles, 28 de abril de 2010

WARNING, CONTAINS SPOILERS


De que la muerte de un personaje en el cómic de superhéroes es un lugar común, lo es. De que su resurrección es inminente, lo es. De que en el fondo, es casi una etapa más en el desarrollo de la vida de la idea-concepto superhéroe, lo es.

Y de que era un poco raro que Nightcrawler no apareciera en ninguna de las portadas promocionales de los X-Men de Junio en adelante, esas en que salían todos tan poseritos sonriendo o poniendo cara de rudos, lo era.

Predecible, obvio, lo era. Me lo esperaba.

Pero igual...

Igual nomás tuve mi momento de (gasp!). Puede ser por la fatiga del traicionero resfrío que me está acechando o porque dentro de todo, Nightcrawler es un personaje muy poco resucitable, de esos que le hacen bien a la historia estando muertos, que hacen de contrapeso moral.
No figuraba en ninguno de mis primeros cómics cuando era niño, pero sí en los segundos y terceros, y de inmediato se volvió de mis favoritos. Si usted ha chateado conmigo, sabe que cuando tengo que dejar una conversación apuradamente, en lugar de una despedida formal, le daré un "BAMF!".
De niño me caía bien porque era creyente (eran otros tiempos, ciertamente) y me caía muy bien porque siempre andaba con el chiste y el buen humor a flor de piel (pero no Tan otros tiempos, ciertamente). Algo de carga emocional hay cuando uno, medio enfermo y todo, igual se las ingenia para tener un momento de (gasp!) por más que el momento haya venido telegrafiado en múltiples instancias.





En fin, cosas de día Miércoles nomás.
Iba a escribir de otra cosa, de cualquier otra cosa. Pero la ocasión se dio nomás.







¡BAMF!

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