miércoles, 19 de enero de 2011

La persecución.

Me persiguen ciertas canciones. Me persigue una época, un estilo, cosa que podría tener sentido si mis rumbos fueran los de siempre, sino estuviera yendo a lugares por primera vez.


EXHIBIT A - J. Chocolatier

Día gélido en DC. Bien literalmente: amaneció con una capa de hielo cubriéndolo todo, forzando a la gente a caminar lento y cuidadoso. Cámara lenta instantánea para todos los Washingtonians de a pie. Un chocolate caliente para agarrarse a cabezazos de lo rico. Un local pequeño en una casa antigua, redecorada con maderas cubriendo sus ladrillos bicentenarios. El día y la decoración daban la impresión de que al salir a la calle me esperaría Bariloche o Pucón. Pero no.

Adentro me esperaba Bowie con Suffragette City. Queen con Crazy Little Thing Called Love. Otras del registro. Una que se escapó a la norma. Bizarre Love Triangle, versión original. Un aire ochentanoventas en general.


EXHIBIT B - Thunder Bar & Burger

Hora de almuerzo. Falafel en sandwich con salsa de yoghurt y vegetales. De fondo Judas Priest - Breaking the Law. Después KISS - Heaven's on Fire. Una suerte de continuación con guitarras de la tanda anterior. Oh, AC/DC con Whole Lotta Rosie fue la joya del montón.

Quizás la que me persigue sea esa onda Radio ConciertoFuturoPasado. Ese gusto por la reminiscencia que, cuando deriva en atasco, es signo indiscutido de una vejez interior profunda. Madurez, para mis amigos sensibles en las butacas de allá atrás.

Las pinzas.

o

Puras pescadas.

Es un gusto que me toque música de calidad más o menos certificadas dondequiera que voy por estos días, pero aún así prefiero arrancarme a Baked and Wired, donde además de tomar un chocolate delicioso, salgo siempre con un grupo nuevo. El último fueron Sleigh Bells, que tendrá post pronto.

Eso sí, dentro de todo, en la chocolatería de esta vez tuve una desconocida de unos viejos conocidos. Y ni tan viejos. Pacientes y sacrificados lectores, The Shins les cantan Australia y se ríen de este post al tiempo que les guiñan el ojo, agradeciendo haber pasado por la lectura para llegar este momento:


"La persecución está, siempre, en la mente de quien se cree perseguido".

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