sábado, 19 de febrero de 2011

La marca de las 4000.

En toda actividad de esta vida, y la verdad es que en la vida misma suele haber un punto en el que la partida se ve demasiado lejos para volver y el destino tan incierto como confuso. Si usted alguna vez ja jugado al arco, es el punto en que el rival desborda y saca el centro y uno tiene que decidir si retroceder y disponerse a atajar un eventual cabezazo o dar un, dos pasos hacia adelante e intentar cortar el centro.
Si no ha jugado al arco piense que acaba de salir de la casa y descubre que se le quedó el chaleco. Puede hacer frío más tarde y usted puede necesitarlo, o puede ser una perdida de tiempo y espacio. Usted se queda paralizado a mitad de camino.

En una escala mayor de cosas, es ese punto en el que un mapa o un plan bien definido se vuelven realmente necesarios.

Escribiendo, me pasa, es el punto en que el contador de palabras llega a las 4000. De alguna forma nunca me encuentro escribiendo historias de 4001 palabras o de 5000, toda y cada una de las veces que paso la barrera de las cuatro mil palabras miro para atrás y ahí está el comienzo, suelo saber cuál es la última escena o la última frase pero no tengo la más mínima idea de cuanto falta para llegar ahí. Sí tengo claro que falta mucho.  Y que puedo llegar allá básicamente tomando cualquier camino posible.

Un poco como tener una buena salida de puerto con viento en popa y de repente encontrarse en medio del mar. La marea te puede llevar a algún lado o te puedes quedar ahí por siempre, hasta que el sol te reseque la piel y eventualmente te vuelvas una suerte de jamón serrano para las gaviotas.

La metáfora marina no es tan gratuita porque ya sea en la escritura, en un aspecto de la vida, o en la vida misma, la salida es, realmente, una sola:


Remar.


Botar los remos y empezar a bogar más despacio, más rápido, un poco cada día. Eventualmente se llega a algún lado. La posibilidad de volverse aperitivo para los carroñeros marinos sigue ahí, pero es un avance.


Eventualmente se rompe la marca de los cuatro mil y uno llega a algún lado. A la frase en cuestión o  un lugar completamente diferente. Pero el cansancio de haber remado y remado suele ser delicioso.

Sin video ni foto hoy. Jugué un buen primer partido de fútbol en mucho tiempo y espero poder recuperarme para continuar remando esta noche. Le envio mis parabienes querido lector, lea este post y Compruebe como su buena estrella brilla un 35% más esta noche. Si es de día, le aviso que lo que está allá arriba también es una estrella. Buenas Noches.



(ah, el consejo aquél de "remar y seguir remando" sirve para todo....menos para salir a cortar un centro)

No hay comentarios: