lunes, 11 de febrero de 2008

Los Premios

El bueno de John Mayer, que tiene una de las mejores actitudes ante la vida posibles i.e. tomarse en serio el mínimo de cosas importantes y reírse con todo lo demás, se referió a los 50 años de los Grammy durante el ensayo general de la semana pasada en los siguiente terminos: " Cuando pienso en los Grammy y todo el mundo habla de la historia y los ganadores de 50 años atrás no puedo dejar de pensar que por cada ganador hay otros cuatro nominado. Cuatro por Cientodiez categorías, por cincuenta años... ese sí que es un montón de perdedores". Y vaya si no tiene razón, y no sólo estadísticamente hablando.

Porque pasa, y a medida que los años pasan pasa más aún, que las ceremonias de premiación ya consolidadas como parte de nuestra cultura terminan siendo más sobre quienes no ganan. Quizás por el mismo motivo estadístico, es más fácil pensar en uno de los cuatro que no ganó que ponerse a discutir los méritos del laurado, quien por lo demás poca atención ha de prestar a reacción alguna, mal que mal la distinción ya la tiene. Y harto chaquetero que es hablar mal de los laureados, así es que por mucho que nos guste en Chile, buena parte del mundo opta por tener una actitud un poco menos ponzoñosa.

No puede entonces dejar de llamarme la atención que al mirar el listado de las 110 categorías del Grammy en la enorme mayoría de los casos mi voto habría ido para uno o más de los nominados que perdieron (o sea, "Umbrella" debió haberle ganado a "Rehab" en todas las categorías en que iban juntas), como no puedo dejar de pensar que cada vez que sale el ganador del Premio Nacional de Literatura (que dada su naturaleza política rara vez nos da sorpresa, si bien nunca está excento de polémica, dada la premisa expuesta en la última línea del párrafo anterior) el corazón y la cabeza me tiran hacia otro de los nominados. Y es que los premios especializados suelen premiar a las circunstancias extraordinarias dentro de un circuito de talentos, más que a la calidad misma de una obra, como podría pensarse. El ejemplo más evidente y accsible a la memoria pop son sin duda los premios de la Academia de Cine Americano, que da paso preferente al actor más viejo y/o que no haya ganado anteriormente. En casos de extrema confluencia de talentos o de un irremontable sentimiento de culpa, se aplica la ley de las compensaciones. ¿O usted sinceramente creyó que el Oscar Russell Crowe lo ganó por la mediocridad de Gladiador y no por esa actuación de antología en El Informante que, lamentablemente, chocó con el Kevin Spacey de American Beauty? Asímismo la sra (¿srta? ni idea de que pasa con su divorcio) Winehouse se ha llevado casi todos los Grammys por los que competía: su presencia en los medios que se asemeja cada día más a un culebrón en tiempo real la hace un depositario dilecto para los premios de una asociación de personas que no puede evitar considerar las repercusiones mediáticas de su actuar. Porque en el culebrón de clínicas de rehabilitación, insultos en la corte, consumo de drogas en la portada de los diarios y violencia intrafamiliar de Winehouse,su premiación a pesar de/precisamente por todo esto no hace sino construir un capítulo más. Y ese plus no lo tenían ninguno de sus competidores, casi. Lo mismo pasa con Kanye, quien se ha llevado más premios con el más débil, pero más publicitado en otros medios, de sus tres discos.

Y la cosa no para ni parará ahí. Desde el no-Nobel de Borges hasta la victoria de Obama sobre Clinton (Bill) en medio del enardecido ambiente de las primarias demócratas, pasando por esas 4 derrotas de Al Pacino (que terminaría ganando el Oscar por un rol insípido, puesto en el contexto de su filmografía), los premios seguirán decidiéndose por razones ajenas a la naturaleza misma de lo que está siendo premiado. Así, ganar de verdad no es lo más importante.

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Este blog festeja oficialmente los triunfos obtenidos ayer por los Beastie Boys con The Mix Up, los White Stripes con Icky Thump, Foo Fighters con "The Pretender" (temazo por donde se lo mire), por Ricky Skagg & The Whites (premiados en la Categoría 55: Mejor albúm de Gospel Sureño, Country o Bluegrass) y por las categorías de la sección latina, que ameritan un post en sí de lo jocosas (o tristemente desatinadas culturalmente) que son. Como se aprecia en esa última línea, hay dos perspectivas para todo, como bien lo sabe el bueno de John Mayer

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