lunes, 30 de agosto de 2010

Not even in the face of Armageddon.

Como lo decía el señor Kovacs en Watchmen.

Never compromise, not even...

Un poco así. Nunca pares de escribir, ni siquiera cuando las cosas se ponen así de cansadoras y escribir en el blog se vuelve más bien la única salida del día en vez de el ejercicio de precalentamiento que debería ser.

Días profundamente cansadores por acá. Acalorados también. Días llenos de observaciones, de la segunda mirada al shock cultural. De hablar el más chileno de los españoles con Jo y con nadie más. (Pablo y Javiera coming soon, detalles más adelante). De buscar medio infructuosamente dónde quedarme e inscribir ramos. Días sin cámara y por qué es que a la gente nada parece importarle más que las fotos. Esa forma de autocompletar mentalmente el paisaje hasta decir "¡Qué bonito!" Y lo bonito que suele serlo más por extraño que otra cosa. Aunque DC es bien bonito. Y no tan extraño.

LAS ESTATUAS.

Bien impresionante es que el Ghandi, el prócer griego y otros célebres más tengan estatua de cuerpo entero por acá. Me hizo pensar como en Chile parece gustar tanto el busto como forma estatuesca. Con la excepción de los muchachos de a caballo (guiados por ese particular protocolo que dicta que la posición de las patas del equino es representación directa de la muerte del homenajeado) Santiago está plagada de bustos en plazas y parques...era una reflexión que sostuve hasta que pasé por la embajada de Chile, donde figura el busto de Bernardo O'Higgins. Un país falto de perspectiva, un país que se enfoca en detalles. Y eso que los verdaderos detalles siempre vienen más adelante.

Por twitter alguien dice que María Joaquina, de Carrusel, era el amor platónico de todo niño ochentero. A mí me gustaba Meche, de Señorita Maestra, que es de esos personajes que no encontró traducción al mexicano. Eso habla mucho del tipo de pervertido que soy. O al menos del tipo de mujer que me gusta.

El párrafo anterior es una clara alerta para irme a dormir. Hora de cerrar ventanas y descansar la vista.
Recuerde, eso sí, nunca deje de escribir, ni siquiera...

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