miércoles, 18 de abril de 2007

Las Deportivas (o más allá del Arco)

Con todo el retraso del mundo, sepa usted lo que ocurrió bajo la torrencial lluvia del Lunes por la noche:

UNO. La lluvia no fue ni tan torrencial. Paró justo antes de nuestro partido, nos llovió el segundo tiempo eso sí.
DOS. El rival no apareció. Es decir, aparecieron dos miembros del rival para decirnos que justo ese día uno de los hermanos de la fraternidad estaba de cumpleaños y que a esa hora de la noche los otros 9 integrantes del plantel estaban más que pasados de copas y con escasas intenciones de abandonar tanta libación para ir a mojarse por un partido de soccer.
TRES. Mejor para nosotros. Ganamos el partido y jugamos un amistoso para testear los puntos que calza el plantel.
CUATRO. El plantel (del que aún no hay fotos) calza puntos muy dispares.
CINCO. Lo mejor del plantel es que tenemos un asiático chiquito y flaco. Estoy seguro de que si nos toman una foto del ángulo correcto parecemos el lote de Ocean's Eleven (SIN George Clooney y SIN Brad Pitt, pero hey, tenemos el asiático chiquito y flaco).
SEIS. El asiático chiquito y flaco no le pega mucho al balompié que digamos, él y un yankee invitado son los que menos se manejan con el esférico.
SIETE. Los africanos dominan el control del balón. Juegan riéndose y hablando en dialectos nativos todo el rato, que da gusto. Con tres nigerianos y el senegalés de siempre, todo pasando de la mitad de cancha para arriba. Los checos aportan pierna fuerte, sino mucho futbol y los demás algo hacemos.
OCHO. Incidencias: El amistoso lo perdimos 2-3. Yours Truly jugó de volante por la izquierda y no al arco, como suele ser su costumbre. Cosas del fútbol.
NUEVE. Incidencias 2: Los goles fueron absoluta responsabilidad de nuestra defensa, particularmente del central izquierdo (jugamos con línea de 3) que, a falta de mejor terminó, la vendió en 2 de los 3 tantos.
DIEZ. Incidencias 3: Con la señal de "quedan 2 minutos" dada. Clement se abre por la derecha y centra. Yours Truly se zambulle por el otro costado (medio literalmente considerando a) la lluvia y b) la torpeza innata de Yours Truly) consiguiendo conectar un cabezazo de palomita...



¡Clang!




Abrí los ojos sintiendo el choque con el arquero, pero por encima de ello el resonar de la pelota en el palo. Si la primera vez que juegas fuera del arco tienes un cabezazo para empatar el partido en el último minuto y pega en el palo...
No hay que ser divinólogo ni semiólogo para entender la indirecta del destino.

El partido del Lunes me pondré bajo los tres palos, una vez más.

Algunas cosas Curiosas:
Al ver como nos convertían los goles, particularmente en uno en que venía volviendo y ví la jugada practicamente desde la media cancha, no pude evitar sentirme tan...lejos. Como si no importara, como si lo estuviera viendo por TV. Ver al arquero de mi equipo estirarse y no llegar, ver como nos hacían un gol y no sentir culpa alguna fue una sensación impactante. Un poco como soñar despierto. En la misma línea, una de las razones por las que no puedo ser delantero o jugar fuera del arco es porque, sencillamente, pienso mucho. Son años ya de entretenerme pensando al otro lado de la cancha como para desacostumbrarme. Cuando Clement sacó el centro me acordé de Ariel Miqueles contándome una mañana de Domingo cómo un ex-compañero de equipo le había metido un gol al Colo jugando por Serena y que como el tipo era volante de contención "no tenía ni idea de cómo celebrar un gol el boludo". Tras caer del cabezaso y sentir el golpe en el palo, me acordé de Sandrino Castec, declarándole a la revista Estadio acerca de un gol a Católica "como salté con los ojos abiertos pude ver donde venía el arquero y ponerla al otro palo". Pamplinas.

Termino este festival de la asociación libre comentándole lo raro que es pegarle al arco y que la pelota salga apenas fuera. AHÍ si que no supe que sentir. Porque no es como mandar un remate al corner ni tampoco es algo tan tremendo como pifiar y que la pelota entre...uno no se siente ni bien ni mal y los compañeros te felicitan y se lamentan en proporciones parecidas...

Es raro el mundo que está más allá del arco, le diré. Menos extremo, menos calmo. Hay que moverse constantemente, a veces para un solo toque que puede decir mucho o no decir nada. Se parece un poco a una conversación entre amigos alrededor de un pitcher cervecero. La pelota va y viene libremente, se concentra en un pequeño diálogo, se deshace y se rearma en un eje siempre distinto si bien el mismo. Jugar al arco es una mezcla entre dar una conferencia y defender una tesis. Uno toma la palabra y la cede, sin tantas alternativas, después aparece alguien que te pone a prueba. Con la proporción de neurosis adecuada, da un placer extraordinario.

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