sábado, 14 de noviembre de 2009

En donde [El Autor] y El Destino hacen piruetas ridículas, todo para el deleite de la concurrencia.

Ni bien presionado el botón de Publish en la entrada anterior, Internet llegó a mi casa. El Destino y yo tenemos una relación así, nos gastamos bromas y tratamos de hacer que el otro quede lo más mal posible. "Pero buena onda".

Terminé mi trabajo en San Joaquín. He aprendido (veáse el párrafo anterior) que decir "nunca más vuelvo a este campus que odio" es la frase con menos valor de verdad que tengo en mi repertorio. Es curioso, eso sí (veáse el párrafo anterior) pero "este campus que odio" está lleno de recuerdos felices, apilados casi uno sobre otro y a veces en posiciones obscenas en los rincones más particularmente recursivos en sus momentos históricos gratos. El otro campus, "ese campus que adoro", paradojalmente, está poblado en igual manera de sinsabores y parabienes. Uno nunca quiere al correcto, claro está.

Esta semana la ví a MEM y la ví a Joey. Más bien la ví a MEM y la pase con Joey, a quien ví, de una forma u otra todos los días. Todas experiencias profundamente satisfactorias. En algún momento de la semana almorzamos frente a una pared, que estaba situada a diez metros de esa pared donde alguna vez alguien pudo haberse pasado la vida entera absorto hasta encontrar la iluminación. En ese momento, y pensado en ese otro momento, perdido ya en el tiempo y en la memoria, fue que me percaté que las paredes del edificio tenían el lijado propio de las instalaciones nuevas. Asímismo, había una serie de pilares que tenían una cobertura nueva, había un par de puertas que ya no estaban y un par de ductos que, a todos luces eran nuevos. Se lo comenté y me gané un "Estás loco". Lo que es incontestable. Pero no quita que esas instalaciones sean nuevas.

"¿Quién puede ir a Starbucks después de haber probado Juan Valdez" me ha dicho, entre otras cosas. Y tiene razón.

Jeudi was particularly dull and boring y mi iPod se volvía pesado en su falta de inspiración. Llegué al trabajo (al segundo trabajo, al de las tardes) tras haber pasado precisamente por Juan Valdez y haber paseado un compartido dolor de cabeza, con la ilusión y esperanza de que se difuminara entre cafeína y risas, y ahí, en mi casilla electrónica estaba un correo de Gonzalo con el mp3 de Spiralling de Keane. El valor de verdad en una amistad se vuelve incontestable con gestos como este.

Escribo esto con el soundtrack de Music&Lyrics de fondo. Creo que esa película sólo podría haber sido mejor, en la medida de lo posible Pato Aylwin dixit, si hubiera aparecido Alan Rickman y si la muchacha que las hacía de estrella del pop hubiera sido Emily Van Camp. But I digress...

La escritura avanza a un ritmo lo suficientemente bueno para justificar la supresión de mi vida social. Si bien hoy se celebra el matrimonio de Sonia, el nacimiento (27 años ya) de Catalina, la inauguración del depto. de Erika y el amor al fútbol de David, Juan Manuel, Víctor, Daniel y otros cinco delirantes, yo sigo con la tentación de dejarlo todo. Pero uno sabe que Sonia probablemente se case sólo esta vez, que Catalina puede no cumplir más años, que el gesto/invitación de Erika es muy bonito, y que el amor al fútbol de los delirantes nunca será el mismo. Así es que aquí vamos. Pop go my intentions of a quiet and easy night.

Alan Moore lanza una revista under, ahora que nadie cree en las revistas under, por lo que pueden volver a ser under tranquilitas.

La NASA descubrió (o reveló que había descubierto) agua en la luna. Sólo tuve el recuerdo de tener 12 años y saber que había una canción de Celine Dion que tocaba el tema.

La imagen oficial de la semana es esta:


Pueden comprar la polera aquí. O, mejor aún, usar este template y manefacturarla vosotros mismos.


Afuera suena una tartamuda versión en flauta dulce de "Todos Juntos". Este es Santiago de Chile y usted ha estado leyendo "En donde [El Autor] y El Destino hacen piruetas ridículas, todo para el deleite de la concurrencia." en LV55, el blog que se niega a morir.

No hay comentarios: