martes, 24 de noviembre de 2009

Indefinido

A mí me gustaría soneír siempre. Como Leonard Cohen en ese documental que le recomendé hace poco ¿Sabe? Yo trato.

A veces funciona. Hoy caminé un buen rato, dejando en el bolsillo lentes de sol y ipod, sintiendo un poco más de contacto con las cosas, un poco menos de la mediación sútil de los aparatos con los que le damos ese tris especial que a veces no está tan a mano. La iluminación perfecta, la banda sonora increíble. A veces se logran así, en silencio, con el sol en contra y el viento recordándote que quizás es hora de cortarte el pelo. Y la sonrisa, ante todo, la vista erguida, la vista ligeramente hacia abajo, apenas desenfocada de las cosas para que el mundo entienda que te ríes con él y no de él.

Yo trato. Hoy escribí un mail, a alguien importante, identificándome como "a prospective grad student", algo o alguien se despertó dentro. Quizás por eso no he estado durmiendo bien los últimos días, vivir se está volviendo algo parecido a organizar una ceremonia de cambio de mando. Hay cosas que afinar antes de partir, decisiones que tomar, lugares que aspirar y cuadros que descolgar. O quizás me persigue el fantasma del cambio de casa.


Hace ya unos tres o dos años que leí el sexto libro de la serie de Harry Potter, ahí se descubre que el tal Lord Voldemort, otro del selecto clan de las iniciales esas, se ha asegurado una suerte de inmortalidad escondiendo su esencia en una serie de objetos mágicos. Cosa que a mí me pareció lo más sensato de la tierra. Mal que mal, hacían más de diez años que había leído de ello en Sandman, y la metáfora es bien evidente. Hace poco me fue devuelto uno de dichos objetos. O más bien me fue recordado que existen, desde esos años, tanto tiempo atrás. Así es que me atreví a aceptarlo y salí a buscar los dos que me faltan. Uno de ellos tengo la remota idea donde está y creo que no he ido a verificarlo porque sí no aparece me va a dar una suerte de colapso nervioso. El otro está en manos de alguien con quien no hablo y no tenía la pretención de hablar. Y ya se lo he pedido. Veremos que pasa.


Este post se está volviendo rápidamente uno de esos "Estados de la Cuestión" que aportan tan poco, dada la tendencia natural de [El Autor] a hacer crípticos los detalles más simples. Así es que os dejaré con este montaje que alguien hizo, pero que tiene por principal intención recordarles de Thom Yorke con Pj Harvey, This mess we are in, damas y caballeros:

2 comentarios:

Lute dijo...

Hm.
Hay tantos pero tantos paralelos en lo que dices y lo que he hecho ultimamente.
La caminata sin música, los objetos, la sensación de cambio de mando. La canción.

A veces pienso que hasta vemos a la misma gente poco después de que el otro.
O que conocemos a tanta más gente en común de lo que nos han dado ganas de averiguar.

LV dijo...

Fuere como fuere, esa canción de Groove Armada me pasó de largo y te llegó a ti.
Quizás tú leíste en la distancia mi incapacidad de recordarle.
O Quizás lo que yo sentí fue que la canción daba la vuelta a la esquina, anticipando que tú la traerías de vuelta.
Qué más da, qué importa.Si viene caminando o me trajeron, la cosa es que estoy aquí.
Un abrazo.