sábado, 21 de noviembre de 2009

Espacios Sagrados II: La cancha

Anoche caminé de vuelta a casa. De las buenas caminatas, a medianoche, en perfectas condiciones, respirando el aire, conversando a ratos, en silencio en otros.
Fue durante uno de esos instantes de silencio que pasé por una multicancha junto a un colegio. La medianoche se había ido a otras partes ya y ahí, fieles al espíritu del verano que ya viene, cuatro amigos jugaban a la pelota.
No al fútbol, no era una pichanga.
Jugaban a la pelota.
Tres atacantes y un arquero. Tendrían alrededor de doce años, ese punto de inflexión en que hacer ese tipo de cosas un viernes en la noche empieza a ser "inmaduro" y la época en que uno empiece a pagar por hacer ese tipo de cosas un viernes en la noche está aún lejos, muy lejos. Pero ahí estaban ellos. Con la actitud y la cara de que nada importa, que mientras hubiera luz, mientras no les bajaran el switch, el juego seguiría. Casi la versión pelotera de La Guerra del Fuego.


Y era, sencillamente, hermoso.

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