sábado, 18 de noviembre de 2006

Carta encontrada en las cataratas de Riechenbach


En 1893, Arthur Conan Doyle escribió:

«Mi querido Watson, le escribo estas líneas gracias a la cortesía del señor Moriarty, que me ha dejado elegir el momento para discutir por última vez cuestiones que se interponen entre nosotros. Me ha hecho un breve resumen de los métodos que ha seguido para esquivar a la policía inglesa y mantenerse al tanto de nuestros movimientos. Estos confirman la ya muy alta opinión que me había formado de sus habilidades. Estoy contento de saber que podré librar a la sociedad de los efectos de su presencia, aunque me temo que sea a un precio que supondrá un gran dolor para mis amigos y en especial, mi querido Watson, para usted. No obstante, ya le he explicado que mi carrera había llegado, en cualquier caso, a su momento crítico, y ninguna otra solución posible sería tan de mi agrado como ésta. De hecho, si puedo serle totalmente sincero, estaba casi seguro de que la carta procedente de Meiringen era una treta y permití que se fuera con la convicción de que sería algo así lo que sucedería a continuación. Dígale al inspector Patterson que los documentos que necesita para declarar culpable a la banda están en el casillero M, guardados en un sobre azul en el que está escrito Moriarty. Dispuse el reparto de mis propiedades antes de abandonar Inglaterra, cediéndole todo a mi hermano Mycroft. Salude en mi nombre a la señora Watson y créame, querido amigo, que nunca he dejado de serlo suyo sinceramente.

SHERLOCK HOLMES.»

En 2006, LV55 escribió :

«Mi querido lector, le escribo estas líneas gracias a la cortesía de la señorita Broadbeck, que me ha dejado elegir este como el momento para poder re-establecer alguna suerte de contacto entre nosotros. Me ha dejado solo brevemente para ir a practicar yoga, esquivar a la policía inglesa y permitirme mantenerlo al tanto de mis movimientos. Todo esto confirma la ya muy alta opinión que me había formado de sus habilidades. Estoy contento de saber que puedo entrar en la sociedad de acá contando con los efectos de su presencia, aunque me temo que estos días sin contacto supondrán un gran dolor para mis amigos y en especial, mi querido lector, para usted. No obstante, ya le he explicado que mi semestre había llegado, en cualquier caso, a su fin, y ninguna otra vacación posible sería tan de mi agrado como ésta. De hecho, si puedo serle totalmente sincero, estaba casi seguro de que desconectarme de todo lo procedente de Schenectady sería lo mejor y me permití hacer este viaje con la convicción de que sería algo así lo que sucedería a continuación. Dígale a quien quiera que la referencia de la que proviene este post está en el libro Las Memorias de Sherlock Holmes compilado al final en un cuento en el que está descrito El problema final. Dispuse la respuesta automática de mis mails antes de abandonar Schenectady, concediéndome un tiempo para poder responder todo. Salude en mi nombre a la señora y créame, querido amigo, que nunca he dejado de serlo suyo sinceramente.

LV.»

Y, sí, sinceramente no esperaba poder acceder al blog durante estos días, así es que si usted fue un buen chico y prestó atención al post anterior, no debería estar leyendo esto...Si lo lee, postee...caso contrario al llegar a Schenectady borraré este post.

Y un especial saludo a Kay, que espero llamarte antes de que leas esto, amor.

No hay comentarios: