Protegido por mi deidad hindú favorita, de quién curiosamente le había estado hablando a mis anfitrionas escasos días antes, partí de vuelta a Schenectady....desde el comienzo la cosa no pintaba bien: el primero de mis buses partió una hora tarde, con lo que corría el serio riesgo de perder la primera de mis 5 combinaciones...me salvó el sistema (o el Ganesh, desde ya) y mi segundo bus iba Hora y Media tarde...proseguí mi rumbo al Este convencido de que ahora sí que sí, era imposible que llegaramos a tiempo a Cleveland (desde Columbus) a las 11 de la mañana, cuando ya eran las 11.30 y estábamos en una parada previa, cuando...el chofer nos anuncia que debido a los atrasos no vamos a tener que tomar las dos siguientes combinaciones y seguiremos en el mismo bus hasta Syracuse....señoras y señores, me había salvado...con la adecuada aceleración de los choferes, llegaría a Syracusa a tiempo para tomar el bus de las 6:50 pm y llegar a Schenectady a parrandear con los franceses, como habíamos quedado de hacer antes de que se fueran en su tour Canada 2006. Y todo iba bien, la verdad, cada chofer más urgido que el anterior nos hacía ganar unos cuantos minutos entre parada y parada y la meta estaba ahí, a tiro de cañón.
Obviamente el último chofer era un individuo arcaico incapaz de siquiera ir al límite de velocidad permitida y que echó por la borda todo el esfuerzo de sus compañeros...llegamos a Syracuse a las 7.30...me bajé y el bus siguió hacia Nueva York, vía Albany.
Me tomó 10 minutos hacer las averiguaciones pertinentes y descubrir que el siguiente bus a Schenectady salía a las 6.50 de la mañana del día siguiente y tras una serie de conversaciones con el manager y la dependienta que me atendió (el primero intentó devolverme la plata y ver si me podía comprar un pasaje de tren, pero tampoco pasaban trenes y aparte mis finanzas estaban como Martín Vargas en los 90s) me ofrecieron pasar la noche en un hotel (solo, se entiende) todo pagado por Greyhound. Ok, dije, mirándole el lado pintoresco-aventuresco de todo esto. A todo esto mi resfrío seguía su progresión natural y la primera conversación (con la dependienta) la hice con mi mejor voz de Vito Corleone. Para su jefe despejé la garganta y saqué e mejor de mis acentos - que a todo esto no lo he perdido en lo más mínimo y la gente no le achunta jamás a mi lugar de origen...ni siquiera están cerca.
Llegué al hotel en la van del mismo que pasó a buscarme, me dieron una pieza en el segundo piso, cama king, silencio apenas interrumpido por los autos en la autopista lejana. Disfrute de la ilusión de estar arrancando de algo por 5 minutos y de la de ser un escritor retirado a trabajar por 3.
Una vez dispuestas mis cosas, llamé a casa para contarles de mi desvío, encontrarme con mi papá y un montón de gente viendo el partido de Blanco y Negro S.A. por la Sudaméricana ante un lamentable Toluca; llamar a Kay para que no se preocupara por mi misteriosa desaparición de un día más, y en eso pensé que acá en Schenectady alguien me echaría de menos o se preguntaría qué sería de mi...pero no pude ponerme en contacto, a falta de medios. Bajé al lobby y me preparé un chocolate caliente, comí la última de mis barras de Chewy (que acá hay un país entero de gente que les dice /chui/ como yo, y no /chegüi/ así es que me siento comprendido al fin) del pack de 6 que me había comprado para el viaje (como mis finanzas estaban como el prócer en los 90s, comprenderá que me hice unos cuantos megasandwiches, me traje un par de aguas minerales cortesía de mi anfitriona y me compré el pack de Chewys y sería, de hecho esa noche pasé hambre, pero qué diablos...cuando sé es un fugitivo no hay espacio para pensar en esas cosas...). Me dí una ducha SUPREMA...jugando constantemente con el regulador que permitía distintas intensidades, de forma tal que uno podía darse una suerte de masajes en la espalda...estaba en cama tempranísimo y con nada más que hacer que dormir en una cama enorme (el atraso del bus y todo el cuento de buscar una solución hicieron que me perdiera Gilmore Girls...llegué a mi pieza, prendí la tele y justo empezaba Verónica Mars, la noche anterior habían dado Heroes....y esas son mis dos horas de tele semanales acá en los Estados)...empezaron los 3 minutos de la fantasía del escritor y tomé mi cuaderno dispuesto a escribir una crónica deslumbrante que narrara todo lo que le acabo de narrar, pero bien hecho. Alcancé a escribir lo siguiente:
Lines written on a hotel room
Francamente, no me acuerdo de la última vez que estuve en cama a las 10.30 después de una larga ducha, secado de pelo incluído...
Estoy en Syracuse (a 4 horas de Schenectady) en un hotel donde la gente de Greyhound me ha puesto
oh s u e ñ oo................
Y decidí que lo mejor era dejar el recuento para después, mal que mal mi resfrío (patente en el hecho de que Me Sequé El Pelo) prometía darme harto tiempo para escribir después. Por si acaso, Syracuse está a 3 horas nomás de Schenectady. Me dormí, dejando programada una llamada que me despertase a las 6. La van me llevó a las 6.30 al terminal y proseguí mi viaje rumbo a casa..........
Claro que la cosa no termina ahí.
El bus al que me subí resultaba venir con atraso (!!) y cuando hicimos la última parada, el chofer dice "El pasajero que va Schenectady por favor si puede venir a hablar conmigo" - Extrañanamente, la analogía del fugitivo no se me ocurrió hasta ahora - a veces soy algo lento, lo sé. La cosa es que el tipo me dice que quiere compensar por el atraso a los pasajeros que van a Boston e irse derechito a Albany sin pasar por mi Schenectady querido. Me dice que ya viene un bus en 20 minutos y que De Mí Depende, que si yo quiero seguimos hasta Schenectady y si no, me puedo quedar ahí y dejar que esta buena gente no se atrase... El tipo no alcanzó a decir "Schenec" cuando yo estaba bajando mis cosas del bus (curiosamente la única vez que me tocó ir en el pasillo en mis más de cuarenta horas de viaje - al lado de una chica que iba en segundo de enfermería ni más ni menos y que mientras yo seguía con Jonathan Strange & Mr Norrel ella intentaba desplegar al lado mío una serie de atlas del cuerpo humano y cosas con fotos que no recordaría del todo hasta una semana después cuando me preparara mi primera porción de tallarines) ante la atónita mirada de algunos de los pasajeros, entre ellos la ya mencionada, que claramente ya se veía sentada de ahí a Boston con el inevitable gordo que se sube a última hora... me bajé del bus y procedí a disfrutar de los puntos de Karma que me tenía que haberganado inevitablemente con semejante buena acción. Mientras el bus partía me senté a leer afuera en un banquillo, haciéndome el Machito Ponce, actitud que me duró hasta que el bus dió la vuelta a la esquina y corrí al interior de la estación, con la suerte de encontrar un radiador amigo que me cobijo y le devolvió el sentido del tacto a mi cara y la vida a mis orejas...20 minutos después, en efecto, empezaba a terminar mi viaje...iba junto con otras 7 personas en un bus para 55 (le juro que esa es la capacidad de pasajeros del Greyhound típico, se lo juro...la próxima vez le tomo fotos) pensando en Ganesh, mis puntos de Karma y qué diablos le podría pasar al bus que siguió hacia Boston sin mí...obviamente desperdicié buena parte de mi viaje imaginándome los titulares de las noticias al llegar a casa "Choque de Buses en la carretera" fue lo más suavecito que se me ocurrió, cuando me quedé dormido y llegué a Schenectady en un pestañazo.
Caminé por sus sucias calles (la parte que rodea a la estación es de la más feas, curiosamente es la frontera con la "parte linda" que es el barrio histórico) y tomé el desvío pertinente para echar al correo una carta para Kay, estampillas de Flecha Verde, Acquaman y Supergirl incluídas....
Tres cuadras antes de llegar sentí la necesidad de soundtrack...prendí el iPod y puse "Open your Eyes" de Snow Patrol y así llegué al 207 de Seward...disfruté del sol de la mañana y entré...dos horas más tarde, Amina, a quien le había contado de mi viaje mil veces, despierta, sale de su pieza me ve y dice :"¿Y tú donde andabas?"
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