viernes, 29 de diciembre de 2006

El último viaje del Profesor (Un poco más de mi mismo pt. 3)

Mi notebook de confianza, compañero de aventuras y fiel sirviente, mezcla perfecta entre Sancho Panza y R2-D2 tiene nombre.

Se llama "El Profesor".




Y... sí, siguiendo una extraña tradición adolescente, cuando hace ya casi dos años recibí este, mi notebook del alma (en una operación conjunta entre tres individuos llamados "Leonardo Villarroel", la que es receta segura para el desastre, créame...no siempre, la verdad casi nunca, pero cuando ocurre, ocurre) me hallé en la necesidad de bautizarlo, sino por otra cosa porque vivo dándole órdenes en voz alta y no quería caer en génericos, como las parejas poco creativas o los hooligans embrutecidos.
Así es que, de algún lugar de mi memoria pop, vino el recuerdo de Cable, aquél personaje que venía del futuro alternativo de los X-Men y que tenía un computador central al que le vociferaba todo a nombre de "Professor"... y así nació la leyenda.

Hoy el Profesor y yo hemos visto y vivido de todo, juntos hemos viajado desde Puerto Velero a Pucón, y desde Ñuñoa a Schenectady a Nueva York a Virginia Beach (se quedó fuera del viaje a St. Louis por razones de espacio). El profesor solía estar bajo mi cama en Chile y frente a ella en Schenectady, así es que probablemente sepa más cosas de mí que yo mismo (siempre supe que debí incorporarle una grabadora ambiente) Y la verdad de las cosas es que ya está viejo el muchacho...
Siendo lo suficientemente antiguo para tener una diskettera de 3 1/4 (si tuviera una de 5 sería un prodigio) y tener que recurrir a un artilugio externo para conseguir conexión inalámbrica, el Profesor da muestras de edad además en cosas como el estado de su unidad de disco regrabable y su tecla Shift suelta. No deja de ser una buena máquina, tiene un tremendo procesador para sus años y está muy por encima de la mayoría de los especímenes de su generación, el problema es que, sencillamente, ya no está para estos trotes viajeros....lento de inicio, se asemeja cada día más a una tele tubos, agarrando vuelo cada vez más lentamente para alcanzar sus velocidades de desempeño óptimas.
Es básicamente por esto que este viaje a Virginia Beach será nuestro último viaje juntos... llevo tiempo queriendo comprarme una máquina más ligera y portátil (que si algo tiene este muchacho es que es bien pesado...pasearlo por NY media tarde me dejó mi hombro para la historia) y había llegado a pensar en deshacerme del Profesor definitivamente, quizás venderlo por partes... pero sería una traición un tanto extrema. Llegando a Schenectady asumirá su posición inamovible como mi computador de escritorio, mientras ahorro para comprarme un nuevo notebook. Ya en Chile se lo daré a mis padres para que se vuelva el computador de escritorio familiar y en la pieza de al lado encontrará el lugar donde van a morir los elefantes.

Este post lo vengo redactando desde hace meses, pertenece, claramente, a otra época de este blog. Igual no quería dejar el cabo suelto de hablar de mi máquina de compañía que me las ha hecho de cine, radio, teléfono, televisión, cuaderno, comic, libro, consola de juegos, editor de fotos, video y de un cuánto hay.


Si sólo lavara la ropa...

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