lunes, 18 de diciembre de 2006

El otro lado...


Por meses, este blog ha contado la historia de mis viajes por los Estados Unidos del Norte de México y el Sur de Canadá con un especial enfasis en lo nuevo, bonito y radiante de este centro del imperio. Hoy vamos a tomar un tour por el otro lado un rato, el que no es ni tan bonito ni tan nuevo y poco tiene de radiante.

Empieza, como casi siempre, con un viaje.
Mi venida a Virginia Beach significó mi tercer viaje en bus por este país. El Estados Unidos que viaja en bus es muy distinto al que asiste a la universidad, eso ya lo comenté antes. Lo que sí, esta vez ya me empezó más a aburrir que a fascinar su análisis sociológico. Las semanas de fría inactividad en Schenctady consiguieron centrarme algo más, y me trajeron de vuelta algo de esa facultad crítica que la fascinación de los primeros meses se había llevado lejos como quien se lleva un niño a mirar al viejo pascuero.


En el curso de estas semanas he tenido el suficiente tiempo para mirar y sentirme un poco repugnado del deplorable estado de la cultura americana. Llega a dar pena que un país con tanta riqueza y tantos recursos tenga tan poca consideración con todo aquello que vaya más allá de sus narices en el preciso segundo. Desde su sobreutilización del plástico, que gastan como si fuera lo más natural del mundo; hasta su natural inclinación al fanatismo como una forma de vida, los hábitos y costumbres de este país impactan a quien se precie de tener algo de gusto por el análisis y un mínimo de refinamiento.
Esto no quiere decir que el país no esté lleno de buenos gestos y de una buena voluntad proactiva que ya se la querría cualquiera. En nuestros escasos 3 días por Virginia Beach hemos sido llevado ya por 2 personas de extrema buena disposición que se han compadecido de nuestro status de peregrinos con equipaje pesado. Faltarán los gestos para la tolerancia, pero los gestos de ayuda y esa "conciencia social" que va así, entre comillas, no escasean.
Aún así no puedes dejar de shockearme las segregaciones sociales, la extrema intensidad de las diferencias, la forma en que los grupos de personas constituyen clanes afiatados, indivisibles y recelosos el uno del otro (desde los latinos que piden que no los segreguen mientras ellos mismos se aíslan más y más, hasta los negros que piden que no los discriminen negativamente mientras toman ventaja de toda discriminación positiva posible - ni que decir los "blancos" que llaman a poner fin al racismo, y que son los mismos que fomentan las divisiones al darle connotaciones tabú a todo aquello relativo a la raza). Como tampoco dejo de sentir un fuerte rechazo cuando voy a un kiosko y veo que todas y cada una de las revistas de moda y entretenimiento tienen algún titular sobre el peso y el sobrepeso: si no es alguien que bajó milagrosamente de peso, es una superestrella que batalló intensamente contra el sobrepeso en su adolescencia: como si lo más terrible que uno le pudiera pasar fuera engordar, y como si le responsabilidad directa en la enorme mayoría de los casos no estuviera en la dieta que lleva cada uno de los distinguidos lectores de dichas publicaciones.

Asímismo este país, que más que bajo el yugo de aquella vertiente de la derecha que es el partido republicano (en oposición a esa otra vertiente de la derecha que es el partido demócrata. No nos engañemos, este es un país con dos grados de derecha, y no con una izquiera y una derecha reales) se haya bajo la dictadura de los medios de comunicación, gusta de hundirse a sí mismo en horas y horas de consumismo aturdidor que lo llevan a seguir cualqueir obsesión que los medios le dicten. Es así como buena parte de la población anda hilarantemente pendiente de los gérmenes en el aire, al punto de emitir constantes avisos en distintos programas sobre los peligros de sentarse en un bus con alguien que está resfríado(!). Esto en un país donde en los aeropuertos se repite cada 15 minutos el recordatorio de que estamos bajo alerta naranja y que por lo mismo las maletas serán revisadas una y otra vez. El mismo país que tiene cobertura de 24 horas a una Guerra que trata de olvidar constantemente mientras se conserva la esperanza de ganarla mágicamente o sencillamente terminarla sin deshonra. Un país que no tiene motivación ni gusto alguno para las grandes causas, y que está perdiendo la capacidad de discusión en sus unviersidades a un paso exponencial...

Y eso sin que hablemos de los indigentes, los que quedan al márgen de un sistema construído para funcionar con una parte de su población completamente excluída de bonanza alguna, ni de ese cierto grado de estúpidez general que afecta al americano medio (más que al chileno medio, creáme - al menos los chilenos estamos siempre creyendo que alguien o algo nos va a estafar (perdón por el eufemismo), lo que nos da una suerte de ventaja comparativa sobre el gringo que se traga todos los dicursos)...

Obviamente, las cosas no son un blanco y negro y este país también tiene gente maravillosa, inteligente, bien intencionada, y que siempre está buscando ir más allá...las cualidades buenas siguen brillando sobresalientes: ese gusto natural por la meritocracia y el culto a la eficiencia como el paradigma de las virtudes...la ausencia del pituto como institución y esa sensación de que si bien acá está todo hecho todavía queda mucho más por hacer...este país es lo suficientemente grande como para que todavían queden terruños culturales tan fértiles, si bien menos indómitos, como Sudamérica misma....casi como si en este país ahora hubiera más oportunidades que oportunistas, más vacantes que postulantes...por lo mismo se habla de decadencia, por lo mismo en Yale matan y mueren por todo lo latino, por lo mismo las facultades de Ciencias están llenándose paulatinamente de profesores indios, y del medio oriente...

Lentamente, algo llega a su fin...el Imperio mismo y mi fascinación por su trono. Llevo un tercio (quizás un cuarto si es que consigo el alargue para hacer investigación, cosa que va harto bien encaminada) de mi estadía acá y la confianza para emitir juicios, mantener una opinión y dejar de procesar todo como"diferencia cultural" ya está acá, conmigo. Si algo empieza ahora, después del Año Nuevo en NYC, será el auténtico inicio de mi viaje acá...más que "viaje" aquello que formalmente sería mi "estadía" y que acá recibe el tanto más apto nombre de "journey".

ACA TERMINA EL PRIMER ACTO - HABRÁ UN RECESO PICTÓRICO DE 15 DÍAS SÍRVASE IR AL BAÑO O TOMAR UN REFRESCO MIENTRAS TANTO.

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