Bueno, el equipo de mis amores metió un gol que no sirvió de mucho, pero una promesa es una promesa.
Le cuento que estoy en Miami. Le cuento que ya hice contacto con el ratón Miguelito. Me subí a unas cuantas montañas rusas (primera vez en mi vida), conocí a algunos animales marinos y me monté en una moto-jet. (Fotos turistas más adelante). Ahora me quedan menos de 48 horas acá. Volvemos a Schenectady el Jueves temprano. El Sábado a New York con Kay, ver una obra en Broadway (escribe Patrick Marber, actúa Alfred Molina), celebrar su cumpleaños anticipado, y el Domingo ella parte y yo me devuelvo a Schenectady, sintiendome, como en la canción, más solo que la noche anterior y que el tiempo es tan corto para poderte amar....
Tengo en mi moleskine los títulos de 8 posts con los que ponerme al día...supongo que cuando mi vacación termine usted verá publicados algo así como 13 en total (mi padre estuvo de cumpleaños durante mis días de silencio, por ejemplo). Será para otra ocasión. No crea que me olvido de usted. Nunca, mi querido lector.
Por lo pronto le doy las buenas noches. Creáme que Miami es una gran ciudad de ficción. Como ciudad real no me agrada (salvo por sus cielos maravillosos). Michael Mann encontró una mina de oro con su Miami Vice. La otra noche, caminaba en soledad por Orlando y me faltaba la música de saxo de fondo ("Baker Street" de Gerry Rafferty fue lo mejor que llegó, nada mal en todo caso), pero la verdad es que si tengo que elegir entre este puerto turístico y la gran ciudad... bueno, hoy venía en el metro agotadísimo y mi radio mental tocaba a full "You Belong to the City" de Glenn Frey, irónicamente, del soundtrack de la mísmisima Miami Vice...
El tiempo en vacaciones pasa así...
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