lunes, 13 de septiembre de 2010

Reconstruyendo

Día (y noche) dedicado medio al estudio y medio a la reconstrucción de esa colección musical destruida. Día (y noche) por ende lleno de recuerdos, algunos inesperados, otros anhelados, en demasía incluso. Sorpresas entretenidas: Me había olvidado de todo lo que realmente me gusta escuchar a los Beatles como si fueran un grupo más nomás. Sin el aparataje espantoso de la Beatlemanía, como un grupo de flaites de puerto que tenía tanto pero tanto estilo para hacer covers de rock'n roll. You make me dizzy, miss Lizzie les  sale tan bien.

Reconstruir una discografía es como levantar un templo desde cero, uno termina de una forma u otra trazando columnas principales, dibujando decorativos dinteles, decidiendo qué va dónde, trazando así un involuntario e inconsciente arabesco, una genealogía musical personal. Las discografías completas y prolíficas apuntalan a los discos pequeños o la producción de esos grupos que tienen apenas dos o tres discos. Porque está claro que la discografía completa de los Strokes no puede ocupar el mismo espacio físico que la de Bob Dylan en ningún formato ni soporte. Pero se van entrelazando, reactualizando momentos mientras uno toma la decisión consciente de bajar (de nuevo) tal o cual disco.

Escuchando me acordé que tengo un mejor amigo con el que, hace diez años ya, nos fuimos un fin de semana a la playa, antes de empezar nuestras vidas universitarias, escuchando una y otra vez Last Nite de los Strokes, la misma canción que íbamos a cantar tan borrachos en Schenectady con otros amigos, seis años después. Me acordé que tengo una novela inconclusa, que no me va a esperar mucho más y donde figura tan prominentemente el Blood on the Tracks, el disco de rupturas por excelencia. Me acordé que alguna vez una chica bien guapa me dijo que escuchara a HIM, un grupo "para gente que vale la pena"; y que alguna vez un par de amigas me hicieron un mixtape para que pasara mis penas de amor. También que Romeo&Juliet de The Killers es, a veces, la canción que quieres que suene cuando se hace un silencio perfecto con alguien perfecta y que todo lo que toca Bowie es oro, en serio. De lo bien que me caen los Kaiser Chiefs y de lo que era mover la cabeza con seis o siete años mientras Fito cantaba Taquicardia.


¿Suficiente sentimentalismo por hoy? Bueno, un poquito más. Damas y caballeros, Harvey Danger sabe lo que hace, mal que mal, se apellida Danger. Buena letra y buena performance: Little Round Mirrors

No hay comentarios: