domingo, 12 de septiembre de 2010

Varias horas de silencio.

Tras una larga agonía, mi iPod murió, llevándose con él horas de horas de música. Mi colección completa de CDs subida al formato electrónico para luego ser subida en su forma física al altillo de mis abuelos. La música de mis series favoritas, esas rarezas bien raras que tenía por ahí.
Todo se ha ido.

Fueron meses de lucha contra la inminente desaparición, pero la verdad es que desde el día que sufrió ese trombosis que acabó con su pantalla, nada pudimos hacer. Víctimas del sistema de salud privado, no pudimos repararlo ni recambiarlo porque perdimos la boleta que indicaba que lo habíamos comprado hace menos de un año. Eso no me habría devuelto la música, claro está. Y mi iPod sigue ahí, ahora mismo regenerándose, como un Doctor Who que no se acuerda de casi ninguna canción.

Mi iPod ha muerto, viva mi iPod. Es hora de ponerme a bajar música.

No hay comentarios: