lunes, 18 de octubre de 2010

55 Cabos Sueltos.

Terminé hoy, hace instantes, mi primer paper en años. Esto de la escritura académica es como andar en bicicleta la verdad: de esas cosas que no sé hacer y que mientras más pasa el tiempo más improbable es que las pueda aprender.

Lo que es, por supuesto, una vulgar mentira. Hubo tiempo en que fui mozo y era libre de verdad para sentarme frente al teclado y escribir lo que se me antojara de la forma que se me antojara y que misteriosamente siempre coincidía perfectamente con los estándares académicos. Ahora no, pero algo más despercudido me siento después de estas siete páginas (doble espacio, lo siento). Acabo, además, de terminar un paper que tiene más fuentes bibliográficas que mi tesis de pregrado y que tiene la virtud de tratarse de un tema cercano, cosa que siempre me ha costado hacer. Es más fácil tomar distancia analítica con las cosas que no te gustan. Es más fácil ser un hijo de puta con aquello que no te importa. Es más fácil escribir para la academia con distancia. Haga todos los silogismos posibles. 

En el curso de esta semana, la semana en que finalmente vencí a la Gripe-Hantavirus del Dragón de Komodo clase C, se me vio harto más por la cafetería de nuestra biblioteca. Una de las tantas razones para esto es lo increíblemente buena de la selección musical del localcito (administrado por estudiantes). Arcade Fire, Velvet Underground (Lady Godiva's Operation Y New Age), Simon & Garfunkel (Cecilia Y The Only Living Boy in New York). Tienen un frappucino de menta llamado Grinch que es bien bueno también, pero la verdad es que ir a un lugar donde uno sabe que la música va a ser buena es una de las formas más genuinas de buscar refugio, y como tal me lo tomo.

Tras conversar con mi vieja y aporreada novela, acordamos darnos un tiempo y estoy saliendo con una historia que se llama como este post. En serio. Tiene cosas que me recuerdan a mi novela, porque soy de esos que tienen un tiempo e incluso aparecen en ella los personajes de Otra Torre, sólo que en versión animada con ojos de botón, creo. Detalles pronto, más adelante. No debería tomar tanto.

Famosas Últimas Palabras.

Como mañana pretendo no despertarme tan tarde, debería dejarlo. Otra vez con una canción, una que ha estado sonando harto este fin de semana de trabajo, descanso y derrota de la Influenza Virósica del Dragón de Komodo con Tifus. Es la canción ideal para agarrar ese cuaderno de apuntes y arrancarle las hojas una a una, hasta cubrir el piso de la habitación completamente. Así, con el piso recubierto de la mejor pista de baile, la canción se vuelve ideal para tomar de la mano a su compañera (o compañero, se entiende) y sacarla a bailar despacito por el espacio que dejan los apuntes para un día que ya acabó.
The Guillemots - Words.

1 comentario:

mensajes claro dijo...

Realmente hay algo que me gusto mucho de este post cuando te refieres a "de esas cosas que no sé hacer y que mientras más pasa el tiempo más improbable es que las pueda aprender."

Muy interesante.