domingo, 31 de octubre de 2010

So we rallied...

Tengo muchas ganas de usar la frase "El momento decisivo para una generación". Estas ganas vienen más o menos desde el viernes en la noche, cuando anticipaba lo que sería el evento del día siguiente. Después del evento mismo sigo con las ganas, la verdad. Porque el Rally to Restore Sanity, organizado por el bueno de Jon Stewart, tuvo más de anti-momento y ciertamente la concurrencia abarcó mucho más que una generación. Si bien predominaban los nacidos en algún lugar entre el 80 y el 90, la cantidad de familias completas y adultos mayores fue lo suficientemente significativa como para no mirarla en menos. DC estaba inundado de gente, como hasta hoy no la había visto. 
[Durante mis días en Rockville, me tocó andar en metro cuando Glenn Beck organizó su manifestación para restaurar el honor o algo así. Me acuerdo de haber andado de lo más tranquilo, un poco curioso y algo asustado ante la mirada de los señores, particularmente mayores, que figuraban con sus poleras del evento, pero no mucho más. El sábado tuve que devolverme en el metro hacia la terminal para tomar un tren de vuelta]
Y si bien el show mismo estuvo bien organizado, sin caer en excesos, como era de esperarse dada la consigna, y la dinámica entre Colbert y Stewart si bien haciendo una o dos variantes sobre el clásico Morecombe & Wise (o Don Francisco & Mandolino, como le decimos en Xile), la parte paródicamente torpe de la dupla la desempeña un individuo particularmente brillante y con muy buenos escritores, como es Stephen Colbert, así es que el show no pasó nunca a ser una de esas banalidades que tanto parecen gustarle a los estadounidenses y que el resto del mundo consume sin preguntarse mucho qué es esto que estamos comiendo.
La aparición de Cat Stevens de entrada ya me puso el Dr. nudo en la garganta, y su interacción con Ozzy Osbourne estuvo bien medida. The O'Jays estuvieron más que bien, aunque musicalmente el mejor número había sido el preliminar con John Legend y The Roots. Kid Rock con Sheryl Crow pudieron no haber estado y no nos habríamos perdido de mucho.

Pero lo importante...

Pero lo importante estaba en el mensaje final, que era lo publicitado como central, el mensaje a la nación del organizador. Un mensaje destinado a reconocer que estos son tiempos difíciles, pero no por eso es el Fin de los Tiempos, un mensaje lleno de frases para el bronce del corte "Si amplificamos todo, terminamos sin escuchar nada". Un mensaje que se sintió más como el abstract de la tarde que como un discurso elocuente y poderoso. Curiosamente, antes del discurso, durante el último momento de interacción entre Stewart y Colbert (con la aparición especial de Kareem Abdul-Jabbar y RD-2D[!!]) el mismo mensaje ya había sido entregado sólo que de manera gráfica: un llamado a la tolerancia, a la apertura, a mirar las cosas dos veces antes de pasarles juicio y factura. Una invitación a la sensatez.

El triunfo, lo más importante y fundamental, de la tarde no estuvo ahí en el escenario ni el show ni en los chistes. Estuvo en la gente, en los que fuimos a ser uno más de la masa y el gentío, pero uno más bien especial y sí, mucho me temo, único. La gente que hizo sus cárteles, cada uno por una causa más sensata, ridícula y propia que la anterior, la gente que se disfrazó y la gente que se río tanto pero tanto al ver los compilados de noticias de CNN, FOX et al. preparados para la ocasión. Pocas cosas más gratificantes para el espíritu que ver como casi doscientas mil personas se retuercen de risa al ver a tanto comentarista profetizando el fin del mundo a manos de los musulmanes, las crisis financieras, los planes de reforma a la salud, las sandalias (!), los virus esparcidos en controles remotos y tantas otras cosas. 

La gente que es diferente porque, sencillamente, es. Ese fue el momento que, lejos de definir una generación, recordó lo más básico de la existencia, lo mejor de lo nuestro, si se quiere: Somos, y podemos ser juntos y mezclados y uno al lado del otro entendernos.  O no entendernos nada, pero cedernos el paso en un atochamiento, ceder un asiento en el metro y vivir cerca, con los mismas aprehensiones, pero sin tanta fanfarria. Como decíamos por ahí, sin odio, sin violencia.
El señor del cártel pequeño la tiene tan, pero es que TAN clara. Es para aplaudirlo de pie.


La diversidad de causas: Waldo, El General Zod( KNEEL BEFORE ZOD!), y Las ceeeebras, que deben llegar YA a la Casa Blanca.


Uno de mis momentos personales favoritos fue cuando, al terminar el rally y al ver un cártel de construcción que proclamaba el fin de los trabajos en la calle, un señor de unos cincuenta años se puso al lado de él gritando con su mejor voz de protesta "¡Terminen los trabajos!¡Terminen los trabajos!" para la risa generalizada. Yo esperaba reunirme con Kait & Kyle en esa esquina y sin querer me apoyé en un letrero de tránsito que sólo decía "End". Al rato una chica se me acercó y al ver al viejo que seguía gritando me dice "Me gusta más el tuyo, es mucho más nihilista. Fin nomás." Y yo me sonreí nomás, con todos mis dientes y una cara que espero no haya sido TAN de pavo.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

http://www.youtube.com/watch?v=02KvD4DvX9c

LV dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
LV dijo...

Ahora sí, Toma 2.

Muchas gracias, Anónimo. Me gusta la variedad que presenta el muchacho, aunque in situ había más de donde elegir, debo decir.

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http://www.youtube.com/watch?v=ht8PmEjxUfg