viernes, 15 de octubre de 2010

Otoño

Hoy, DC tuvo el día de otoño más delicioso que me haya tocado contemplarle. Nubes sobre un cielo semi-despejado, deliciosos veinte grados, un sol decorativo que no molestaba ni se molestaba en subir mucho la temperatura, un aire prístino auspiciado por el viento que corría sin congelar. Una maravilla.

El día lo pasé trabajando, por ahí me arranqué a mi tienda de comics amiga, porque de a poco he ido adquiriendo todo el Batman escrito por Grant Morrison y caí en cuenta que hay un trío de número que iba a ser difícil encontrar en un compilado que no me obligara a comprar otras cosas que no me interesan. Así es que fui, busqué y encontré. Todo un éxito.

De a poco salgo de mi convalecencia, dejando atrás la gripe del dragón de Komodo. Mi cabeza empieza a funcionar a un ritmo más o menos parecido al habitual y otras cosas van aconteciendo. Hoy llegué a casa y me dediqué a socializar un poco con mis roommates. Vimos el Colbert Report y ahora los dejé tras ver todo el beisbol que podía ver con ellos. Igual, debo decir que a ratos me quedé solo frente a la pantalla con toda la atención del caso. Había recién empezado el match y los Rangers de Texas ya le llevaban 3 carreras a los Yankees de Nueva York. Aparte un choque entre NY y TX es siempre un espectáculo. Y mi corazón va siempre por la costa Este, más que por el medio de la nada (por más que sean técnicamente costa Este también).

Afuera el viento lo zamarrea todo. Hay un frío más bien tenue y desde Arlington podemos ver bastantes estrellas. En cuanto me recupere del todo de la gripe del dragón de Komodo voy a salir a mirarlas. Ahora mismo no. Empecé mi día temprano y me hallo cansado temprano. Acabo de recordar que estoy invitado a un asado mañana y quién sabe, quizás ir me haga bien. Procuraré entonces dormirme temprano y levantarme temprano a trabajar.

Así es como cambian las estaciones.

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