martes, 19 de octubre de 2010

Por esto me gustan tanto.

Pasó hoy. Pasó hace ya casi doce horas. Poquito menos. Dejémoslo en diez, por amor a los número redondos.

Yo deambulaba por mi biblioteca amiga, camino a un lugar donde seguir leyendo mis artículos postcoloniales. Tenía una hora más o menos antes de mi siguiente compromiso y pensé que sería bueno leer en el quinto piso (donde están las novelas más novelescas y otras cosas) y no estar cerca de los siempre distractores equipos computacionales. Iba camino a un cubículo de estudio cuando decidí hacer el ritual de todos los días y ver si habían devuelto al almanaque Whatever Happened to the Caped Crusader, recopilado que no quiero comprar y que sí quiero sacar de mi biblioteca amiga.

Otro día más, nada.


Como el estante ya me lo conozco menos de memoria, puedo darme cuenta de los cambios más sutiles, como que hoy sacaron los dos volúmenes individuales de Persépolis del estante de redistribución (el que usan cuando se acaba el espacio en los estantes comunes) y los pusieron al lado de la edición completa. De repente, mirando nomás, un delgado lomo me llamó la atención, con un pequeño ladrido. Vi el logo editorial de Fantagraphics y supe que eso no estaba ahí ayer domingo. Saqué el tomo.


Entrenado por años de rigor académico y curiosidad infantil a todo prueba, más la correspondiente cuota de mera hu ma ni dad, abrí el pequeño volumen.
Lo que vi fue lo siguiente:


Y luego:


Tras lo cuál supe que no iba a volver a mi estudio así de fácilmente. Llevaba unas cuantas páginas leídas de pie cuando me decidí a llevármelo a casa. Antes me lo llevé al baño, a los sillones, al pasillo. Dejé la última página a propósito para el momento en que la sonriente muchacha del mostrador lo registró y me lo pasó. La muchacha, perdida en una sonrisa propia de los que han consumido opio, merece un post aparte. Opio o no, es bueno ver a la gente sonreír con cara de que la realidad no importa, porque están más allá de la ordinariez de lo real.


Ahora, el comentario:

Jason, talento del cómic noruego, nos regala una historia con animalitos. Hay, en su mayoría, perros, gatos y un cuervo bien especial. Jason, talento del cómic noruego, nos regala una historia con cuatro de los más grandes del siglo veinte: Hemingway, Pound, Fitzgerald, y Joyce. Sí, Joyce es el cuervo. Jason, talento del cómic noruego, nos regala un mundo donde los ya mencionados animalescritores son fenómenos del cómic, el medio de arte dominante. Coinciden los cuatro en el París del veinte.



Y deciden robar un banco.




¿Tengo que decirle más? Bájelo acá.
Si no sabe cómo abrir el archivo, use este programa para Windows. Y este otro para Mac.

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