lunes, 17 de octubre de 2011

Comedias con sabor amargo : The Trip.

Fue un buen fin de semana. A pesar de que la línea entre los fines de semana y la semana laboral se esté borrando paulatinamente, en tanto no tengo horarios que respetar y en tanto me levanto todos los días mirando mi escritorio y sintiendo la pulsión de escribir y escribir. Pulsión que a veces choca con la realidad de los materiales mentales disponibles y que a veces rasguña insoportablemente el medio de trabajo. Uno nunca está satisfecho en este giro laboral, pero es parte del proceso. 

En fin, "The Trip".

Empezó el viernes en la noche, más bien viernes en la tardenoche. Los horarios de verano y las relación entre el reloj y la cantidad de luz en estas estaciones intermedias hacen que los períodos intermedios, como la tardenoche se extienden y expandan de maneras no del todo homogéneas. Bueno, la cosa es que yo figuraba frente al PS3, jugando y escuchando el podcast de John Suntress, que es una delicia escuchar siempre, no tanto por su conversación inteligente y sus dedicadas entrevistas a la gente que hace cómics en Estados Unidos como por la infinita cantidad de referencias al mundo del cine y la cultura pop en general que, simplemente, chorrean de la conversación. De escucharlo descubrí cosas como la trilogía Red Riding, las entrevistas de Truffaut a Hitchcock y, esta semana, "The Trip" la serie cómica en que Steve Coogan hace de una versión de sí mismo, recorriendo el norte de Inglaterra junto a Rob Brydon.

Para los que no les suene, tanto Coogan como Brydon son comediantes de cierta carrera ya en en Inglaterra. Coogan además ha hecho algunos papeles menores en el cine yankee y tiene ese aire de triunfador engreído y arribista que interpreta cada vez que hace de "sí mismo" en una película o serie. Lo pueden ver en el corto con Alfred Molina de Smoke & Cigarretes. La premisa de la serie es la siguiente: a Steve Coogan le han encargado hacer un reportaje/guía culinaria del noreste inglés el que iba a hacer en compañía de su sofisticada novia-casi-modelo, la que lo acaba de dejar, obligándolo a invitar a un colega, un semiconocido, una de esas personas que en verdad parecen terminar siendo nuestros amigos a base de nunca haber sido realmente tan importantes como para pelearnos con ellas. Rob Brydon, que también las hace de sí mismo, pero en particular las hace del hombre de familia agradable y aterrizado, el contrapunto buena persona del egótico Coogan, se une al viaje un poco por hacer un favor y un poco por que sí nomás. Es de ese tipo de personas.

La serie no tiene mayor línea argumental que la ya descrita: Coogan y Brydon llegan a un pueblo pequeño, van a un restorant por lo general exorbitantemente caro y conversan, se quedan en un hotel y parten al día siguiente. No hay tantas situaciones y lo que mueve la serie son las conversaciones a la mesa o en el auto, que funcionan como un acto de stand-up comedy deforme, pero entrañable. La esencia del viaje familiar está ahí, en tener que tolerar las conversaciones superfluas, la música ajena. La esencia de todo viaje acompañado está ahí, en realidad. El encontrarse accidentalmente con El Otro, como metáfora de la vida o de todo en realidad. 

A Coogan y Brydon la comedia les sale increíble, la verdad. Genuina y libre de las ataduras de un formato específico, el chiste siempre está recayendo en la decadencia última de los personajes que la interpretan, lo que a ratos no dejan de incomodar ligeramente, pero es precisamente ese el mayor encanto, y la mayor sorpresa de "The Trip". Cada capítulo termina en una nota horriblemente dramática, en tanto Brydon y Coogan se comunican con sus respectivas (ex)parejas y la nota repetitiva y jocosa del artificial día de reporteo da paso a la triste realidad de las cosas: al echar de menos a la señora y los hijos que están lejos y a la pareja que ya no es más.

Y, a mí al menos, me partió el alma.

En serio.


Puede ser el viejo truco de hacerte reír antes de lanzarte el drama, o puede ser mi reciente vida de viajes, o puede ser que yo también soy un poco un hijo de puta egótico y solitario como Coogan, pero cuando terminé el sexto capítulo (esto fue el sábado en la mañana) estaba, no llorando en catarsis, sino en uno de esos silencios que remarcan una suerte de vacío cilíndrico en el pecho...¿en el lugar donde debería estar el alma? Quién sabe....

Aún así, es una gran experiencia. Me parece que por ahí la cortaron  y editaron para presentarla como película, pero mi recomendación es ver los seis capítulos de media hora. Así se aprecia más la repetición y el tedio del viaje, y por ende los golpes de movimiento también se reciben mejor. Gran comedia y Gran drama, todo mezclado, así es que cuidado con el sabor final.


2 comentarios:

Lute dijo...

Me encanta steve coogan. La primera vez que lo vi fue en tristram shandy, y creo que me gustó un poco más en 24hour party people, quizas porque era el+otra persona.

Y si, quizas te has tejido en torno a personajes que son un poco como los personajes de la velocidad de las cosas.

LV dijo...

Me gustaría contaargumentar con un "pero, yo SOY así", pero los dos sabemos cuál es el defecto lógico de esa frase. Se me da bien, en todo caso, sólo que a veces uno corre el riesgo de quedar type cast, como se dice.

Y para todas tus necesidades de Steve Coogan, prueba con las series de Alan Partridge. Yo tengo la primera serie de I'm Alan Partridge, aunque por el puro título le tengo más ganas a Knowing Me, Knowing You, with Alan Partridge. De hecho, en algún punto de The Trip, Coogan, sólo frente a un valle montañoso, prueba el eco del lugar con su "A-haa", que las hace de grito de batalla.

Anyway, free sample:
http://www.youtube.com/watch?v=h9RrlXSMkt0&feature=related