martes, 2 de noviembre de 2010

Una breve nota de agradecimiento.

Porque no había leído tanto este semestre, lo que puede ser más bien raro para un estudiante de posgrado en literatura. Pero la verdad es que mis cursos tienen una carga teórica bien pesada y no habían tenido tanto de literario: en uno de ellos leemos básicamente biografías de este lado del Atlántico durante el siglo XVII, en otro es teoría todo el rato, recién esta semana leímos Anil's Ghost de Michael Ondaatje, quien estuvo la semana pasada en el campus, pero ya la había leído para anu hace todos esos años; y en mi otro ramo tras a batería teórica (excelente, nada que decir) recién la semana pasada leímos Under the Feet of Jesus y terminé con taquicardia de lo mala que era: las últimas veinte páginas estuve con una comezón horrible queriendo que por favor la novela se terminara luego. Así de mal. Mal desde un principio, Helena Viramontes usa el Spanglish como mecanismo para crear dos dimensiones textuales y le sale francamente como la reverenda callampa, especialmente cuando el lector es bilingüe. "La novela está bien como un reportaje de 60 Minutes" dijo [El Autor] de este blog en su post para la clase en blackboard, y en la sesión de discusión misma se mandó el sendo discurso argumentando porque la novela era un bodrio con patas. Esto en el medio gringo que tiende a encontrarlo todo bonito o políticamente correcto de lo bonito. [El Autor] trató al menos de exponer sus puntos de la mejor manera posible y no hacer sentir mal a nadie. Se sabe, [El Autor] tiende a fallar cuando se trata de eso.

Pero hoy, y de ahí el título de esta entrada, me siento profundamente agradecido de llevar recién la décima parte de "American Rust: A Novel" (¿A Novel? ¿Será una referencia a American Gods? Investiar) Por fin una novela contemporánea y bien escrita. De esas en las que ya no importa lo que pase ni como pase, porque se nota que la mano que está detrás, la de Phillip Meyer, no sólo sabe lo que está haciendo (Viramontes también sabía) sino que además se encarga de ocultarlo, como lo hacen los mejores. Está escrita por un escritor y no por un profesor, me parece la frase para el bronce adecuada.

En fin, es una dicha leer bien, como comer bien, culear bien o dormir bien. Jugar buenos videojuegos y conversar con gente inteligente, o graciosa, u honesta. Sobretodo honesta.

Se agradece.

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