martes, 29 de agosto de 2006

Una seguidilla de despedidas encadenadas

Como corriente de consciencia mi última visita al campus San Joaquín, mi misión original era devolverle sus zapatos de fútbol a Pablo "Puma Cognitivo" Lima y despedirme de mi amiga del alma y ex-jefa Antonia Viú, además de entregarle unas fotocopias a Sole, esposa de mi predecesor en Union, Cristóbal Cardemil. En vez de eso, terminé inmerso en un continuo de abrazos y despedidas de la más variada índole.
Comenzó todo al salir del metro y encontrarme con Chini y Loreto, dupla característica del CEL y grandes valores por méritos propios y diversos cada una. Recontra lindo y recontra emotivo, pudimos honestamente decirnos lo que nos echaríamos de menos - que a la Chini se lo había dicho unas semanas antes a propósito de lo que echo de menos esos saludos breves y enriquecedores de pasillo.
La reunión con Antonia estuvo bien, en el marco de lo esperado y esta vez no me echó mirada en especial alguna, pero firmó su mirada de hace meses atrás diciendo "la próxima vez que nos veamos vas a ser alguien completamente distinto" junto a su abrazo de despedida. Cómo no amarla a mi jefa, ni a nadie que se despida con semejantes palabras. Soy un muchacho con suerte.
Ahora las cosas se pusieron ligeramente surreales cuando al medio del patio de Letras encontré a Mikel "El ubicuo" García, quien se enteró ahí mismo de mi viaje y con quién conversé como uno conversa con Mikel: como si el tiempo hubiera pasado por el mundo pero no por la conversación. Le expresé mis ganas de haberme despedido de Pablo Acuña y me respondió con un "Pablo está por acá, anda dando vueltas". Serendipity al kilo.
Tras entregar botines y fotos al bueno de Pablo L., me encontré con el ya mencionado Acuña, despedida triple en medio del patio con Mikel y los amigos del barrio pueden desaparecer pero los dinosaurios no van a desaparecer ¿no?. Nos reímos de lo lindo, llegando a caer en la meta-referencia de burlarnos de nuestra condición de ancianos y esquizoides en un patio lleno de niños y niñas lindas.
Encuentros varios mediante (Vicenta, Jesu y Elvira X2), me despedí también de mi querida Alejandra Zurita, que algún día descubrirá que puede gobernar el mundo si se lo propone. También una despedida de antología, con el mismo tino y gracia medio épica de la de Antonia.
Así me despedí del campus, marchaba ya dejando atrá medio definitivamente tanto edificio gris, cuando en lontananza apareció Catalina "Martina" Gomez. De todos los mencionados anteriormente, éste fue el único adiós con ese saborcito que deja intuir que ya no verás más a alguien.
Fui por lana y me traje un chaleco, en definitiva. En el fondo de mi alma sigo aborreciendo ese campus funesto, pero hay gente bella ahí. Corazones, intelectos y afectos de lo más puro en un mundo tan postmodernamente desplazado y, definitivamente, desubicado. Todos los mencionados anteriormente son vivo ejemplo de eso.

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