lunes, 16 de julio de 2007

España (¿en el corazón?)

Hoy en nuestra sección "Posts a Propósito de Nada": España.


Por regla formativa y prejuicio general nunca me han caído bien los españoles. De chico, llegué bien solito a la conclusión de que haber sido descubiertos y colonizados por semejante gentuza era la fuente de todos nuestros males. Su cultura tampoco me llamó nunca la atención, quizás porque lo mejor que produjeron siempre fueron artistas plásticos y pintar no era lo mío. Por años, España me pareció lo más barbárico del mundo y se me antojaba que Serrat era lo único bueno que había salido de ahí. Cuando amigos o conocidos en conversaciones sociales me hablaban de irse a estudiar a España mi reacción era fruncir la nariz más o menos con el mismo ángulo de cuando alguien me dice que estudia en una privada. En fin, prejuicios.

Sin embargo, debo reconocer que de un tiempo a esta parte las cosas han ido cambiando. Más allá de que Barcelona sea El Lugar para quienes escriben en nuestra lengua, los españoles han ido cambiando la cara. Sacudiéndose un montón de bagaje histórico, España parece ser ahora sinónimo de Nadal, Alonso, Cuarón y Del Toro. Gente con onda. De a poco quedan lejos los aburridos días de Sergi Bruguera y hasta el desabridísimo príncipe Felipe tuvo el tino de casarse con una mujer sin título pero con estilo y clase. Quizás el mejor reflejo semiótico del cambio en la nación.

El motivo de esta columna con tan popco seso no es otro que decir que me caen bien los españoles. Que respeto y me alegro de su movida cultural y del cambio de imagen que han conseguido proyectarle al mundo. Considerando como consiguieron mover las cosas y levantar cabeza tras haber estado sometidos a la opresión de una dictadura espantosa, no puedo dejar de sentir que ese es Nuestro siguiente paso natural. Creernos el cuento a ese nivel. Inventarnos como un país con onda.

Y con este acto de pontificado, termina nuestra sección "Posts a Propósito de Nada" del día de hoy.

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