lunes, 16 de julio de 2007

Películas para el Verano II - Hoy: Harry Potter and the Order of the Phoenix

Hace media hora estaban rodando los créditos por la pantalla del Bowtie Cinema de Schenectady y yo estaba sentado mirándolos con un horrendo gusto a poco. ¿Vamos por parte?


UNO. El problema de la (des)información y la publicidad - Tanta sinopsis, tanta entrevista, tanto blogger y columnista escribiendo sobre la película hace que sea imposible entrar a la sala con una mente sin prejuicios. Le juega en contra a esta película, tan promocionada como "oscura", y que entrega una oscuridad de opereta que no asusta a nadie, más bien. Asímismo genera falsas expectativas, como el tiempo en pantalla de Elena Bonham Carter como Bellatrix Lestrange que es escasísimo y ayuda a fomentar esa sensación a gusto poco antes mencionada.

DOS. El problema de las secuelas - Está claro que si uno va a ver la QUINTA película de una serie de SIETE, ciertas cosas han de darse por obvias, y uno ha de entender que ciertas cosas quedarán en el aire. "Harry Potter and the Order of the Phoenix" está completamente en el aire, afirmada por la serie que la precede y sustentada por lo que vendrá. Queda uno con la impresión de que está, efectivamente, viendo un capítulo gigantesco de una enorme serie (de televisión) y es justo uno de esos capítulos que las hacen de puente, antes de que empiece lo bueno. Una serie semanal lo resiste, pero pagar 9 dólares para tener que esperar año y medio más no vale la pena. Sencillamente, no lo vale.

TRES. El problema de la compresión - Alertado, al parecer, por los críticos que habían tachado la última Harry Potter de "un poquito muy larga", David Yates al parecer cortó mucho del material original (dicen los que han leído el material original). Lo más terrible (en especial para aquellos que no hemos leído el material original) es que la película en sí cae apurada, sin ritmo ni gracia. Cuesta manifestar emoción de cualquier tipo: la película no da risa ni hace llorar ni enoja. Lo único que sentí mientras la veía fueron unas inmensas ganas de que alguien acuchillara en pantalla a la profesora Umbridge, pero eso es algo exclusivamente personal, en tanto guarda relación con mi experiencia como alumno de Letras Inglesas en la UC.

CUATRO. El problema de los personajes - Cuatro como en Uno + Tres: Poco tiempo en pantalla y la necesidad de bombearle espectacularidad a la película resulta en una sarta de personajes que aparecen escasos minutos en pantalla y que poco aportan la verdad. Da gusto ver a algunos conocidos retornar, pero retornar para aparecer en el fondo no le da profundidad a la historia ni nada. Mención aparte para Maggie Smith y Emma Thompson cuyos personajes son totalmente intrascendentes. El más malogrado de todos es el personaje de Gary Oldman, que brillaba con tanta luz en la tercera película, dirigida por Alfonso Cuarón (quizás el post anterior no era Tan a propósito de nada).

CINCO. El problema del director - A esto se reduce todo lo anterior. Las primeras películas del niño-mago no eran una tarea muy difícil de sacar adelante, aunque eso no le resta para nada mérito a Chris Columbus que entregó dos películas bien sólidas. Cuando las cosas se empezaron a complicar, Alfonso Cuarón se las mandó con la que es lejos la mejor película de la serie a la fecha. Luego, Mike Newell manejó con clase el trabajo con tanto personaje mezclado, con una mano en la dirección que no tuvo el reconocimiento que a mi juicio merecía. No, la película no es demasiado larga.
Y luego entra en escena David Yates. Que dirige arrítmicamente, donde los personajes no se desarrollan para nada, donde los cortes están hechos antes o después de tiempo, y donde la película trata absolutamente de nada. ESE es el mayor problema de "Order of the Phoenix", que cae, donde las otras películas no cayeron, en la trampa de volverse "más de lo mismo". Y lo que se muestra en pantalla da para dilucidar que, sin duda alguna, se pudo haber hecho mucho, mucho más con el mismo material.

"Harry Potter and the Order of the Phoenix" es, queridos míos, una gran desilusión. Quien escribe le recomienda encarecidamente que no la vaya a ver y que sólo la arriende antes de ir a ver la siguiente película en un año y medio más.

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