lunes, 30 de julio de 2007

Matiné - Vermouth - Noche

Tras un Viernes en que siete seres humanos nos congregamos en el 319 con ganas de salir y terminamos viendo tele por horas, mi vida de fin de semana retomó su dispar curso de rutina que es más o menos así.

Matiné -
La primera función del día suele ser a eso de las 12, aunque con cada día que pasa el circo empieza más tarde. La matiné suele constar de una acabada revisión de la actualidad mundial, nacional y local por internet con la correspondiente sesión de respuesta a los mails realmente urgentes. Ver algo de tele, preocuparse de los comics que saldrán cada miércoles y cosas de productividad equivalente a la de ver un matinal.

Vermouth -
La segunda tanda es la parte del ejercicio físico. Lunes - Miércoles - Viernes una hora de gimnasio, Martes - Jueves dos horas de pichanga. Todo entre las 4 y las 6.30 de la tarde más menos. Así llego a casa lo suficientemente cansado para no trabajar con tanto calor. Este es el momento en que, en momentos de escasez económica, pienso "¿qué voy a cocinar a la noche?".

Noche -
La noche es donde pasan más cosas. Suelo pasarme por el 319 a saludar y caer en las sesiones de gastro-porn (leáses: ver el food Channel y seguir Top Chef, programa que me es moderadamente más atractivo porque tienen a la ex-señora de Salman Rushdie en pantalla). Generalmente salimos, en la semana hasta temprano por que todo el resto trabaja a horario fijo. Después me vuelvo a la casa de los gatos - generalmente pasada la medianoche - y ahí empieza realmente el día de trabajo. Atrás han quedado mis días de devoción en la biblioteca y ahora suelo trabajar de 1 a 5 de la mañana. No seguido, claro está. Bien interrumpido, la verdad. Pero qué diablos. Leo por placer y trabajo en lejos las mejores horas del día y de ahí me voy a dormir hasta la matiné del otro día. En algún momento de la noche me respondo la pregunta hecha al final del item anterior e intendo inventar algo, con resultados diversos: ¿la salsa de tomates con queso azul, aceite de oliva y fondos de alcachofa? Bien. ¿el pollo improvisado sin nada con que marinarlo y condimientado apenas con algo de orégano esparcido cuando ya lo estaba cocinando? Mal y seco. Pero bueno.

Esta es mi vida de rutina, imprimiré una copia para enviar a mi admisión al Club del Pequeño Burgués. Mientras espero escribir algún tipo de post más inspirado, lo dejo con una de las secciones más esperadas de este espacio:

"YO TAMBIÉN PUEDO DISEÑAR UNA CAMPAÑA DE SUAVIZANTE"
Hoy: Il Gato

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