domingo, 24 de septiembre de 2006

Hacia el final del sexto libro de las Crónicas de Narnia hay un pasaje que se refiere al árbol que crece en Inglaterra a partir de las semillas de una manzana de Narnia (de la madera de este árbol se construirá el ropero que todos conocimos en la primer libro o en el cine). El pasaje relata como en ocasiones el árbol se mantenía profundamente quieto bajo tremendas tormentas inglesas y como en otras se zarandeaba agitadísimo aunque no hubiera una gota de viento. Se nos explica que el árbol respondía a lo que estaba pasando en su tierra de origen, de ahí su comportamiento un tanto diferente al de los árboles ingleses.

La vida en el extranjero es un poco así, ¿no?

Los días siguen pasando y cada vez más aclimatado, de a poco me saco la etiqueta de viaje y mi personalidad y juicio emergen más claramente. Esta semana salí sólo la noche del Viernes (eventos que no narraré, pues mi intención es ser lo menos repetitivo que el género permita) y anoche me quedé en casa. Salí a caminar por la noche, comí algo y me vine a leer un rato. Un té inglés, cortesía de Amina, y un par de capítulos de Monty Python y a dormir. Amina llegó a las 4 de la mañana y se puso a conversar con nuestros otros compañeros de casa, así es que me levanté a charlar algo con ellos. "Qué ganas de tener helado" pensé, sólo para recordar que sí tenemos helado, así es que me sirve algo, mientras el resto comía diversas artimañas para evitar la futura caña. Volví a la cama y dormí hasta tarde.

Hoy salí a caminar, después del almuerzo (brunch, técnicamente), a leer al Jackson's Garden, el jardín-con-arroyuelo-y-puentes y la caminata hacia allá me hizo recordar el pasaje del que hablo en mi primer párrafo. Una tarde preciosa (para un día que amaneció gris-tormenta) y yo que no puedo evitar sentirme en primavera, aún cuando basta mirar a lo alto para darse cuenta que los árboles están pasando del rojo al amarillo y que las hojas empiezan a dejarse caer con más y más confianza. Cuanco chico me cargaba que le dijeran "fall" al otoño por la caída de las hojas (siempre me gustó más "autumn", sino por su parecido con el español, por su parecido con el fauno Tumnus de las saga que tantas referencias ha cobrado hoy) pero hoy, levantando la cabeza en algún lugar entre la "Historia de los reyes de Inglaterra" y "Howards End", me hizo perfecto sentido. La caída de las hojas como algo más cercano a la caída de un imperio que a un mero tropezón.

Y así, rodeado por libros, árboles y ardillas (todo es tan ídilico, a veces cruzan conejos y pajarillos en bandadas, en cualquier minuto vendrá Bambi, lo sé) empecé a calibrarme para el otoño, asumiendo que la primavera está de intercambio conmigo por allá por el Sur (de dónde sopla el viento acá y uno siente la redondez de la tierra en cosas como esa) sentir que los colores se destiñen y algo se va con ellos. Claramente, todavía me estremezco con el acontecer nacional de mi país (leo con más regularidad de lo que uno podría pensar la prensa de allá) y ni qué decir como vibro con el León (que le gana 1-0 a Coquimbo mientras escribo esto, gracias Radio Cooperativa), mientras que muchas cosas por acá no me tocan.

A propósito de sensibilidades, una digresión fulminante: El otro día, Florian el alemán llegó furibundo a casa de Caitilin (donde estabamos pasando la noche del Viernes) quejandose de todo lo que quería pegarle a un gringo. Nada del otro mundo, salvo porque lo decía con una caaalma. Con la misma calma que después hablabamos de Chavez, Morales y la economía chilena, Florian deseaba en voz alta tener a un partner de Europa Oriental que lo entendiera y discurría como mientras más al Este, más temibles: alemanes, checos y rusos. Las sensibilidades de la ofensa y la forma de solucionar los conflictos, y acá los gringos que ladran pero no muerden y los europeos que, más callados, se mueren por morder. Cosas del mundo.

Mil cosas por contar para el futuro, esta semana trajo más conversaciones interesantes que la anterior y nada más entretenido que ver como se reflejan las sensibilidades de los distintos extranjeros cuando uno dice "Chavez" (de diverso espectro entre los europeos, aunque usted pueda no creerlo), mil comentarios sobre la administración Bush, y así sucesivamente.
Este post lo he escrito en tandas interrumpidas, por lo cuál padece de inconsistencia y de que en su transcurso la U quedó perdiendo 1-2 contra Coquimbo....y la pena, la rabia, y la segunda oleada de pena con rabia vienen a comprobar toda la metáfora sobre la que se construye este post. Las raíces siempre pesan...y las mías son de un claro color azul.

Y a continuación...
Hola, mi nombre es Leonardo Villarroel y he venido a Estados Unidos para ganar el concurso del doble de Darío Conca.

LV 55 - Camino a los 100 posts - 97

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