lunes, 28 de mayo de 2007

El Yosi (de la Gente)

Resulta que cuando el colegio terminó, eramos cuatro. También lo fuimos durante algunos años posteriores, antes de que a mí me diera una de mis neuras de marca registrada por "querer dejar todo atrás" (frase que todavía leo con tono de "uuh, looocooo"). La cosa llevaba años gestándose. Gonzalo y yo eramos amigos desde Séptimo y Nicolás y Andrés habían enganchado desde Octavo, el año en que Yosi (a quién le faltaba el lapso que corre entre dos mundiales para ser "Yosi") llegó a nuestro curso. En segundo medio, Andrés y yo nos hicimos amigos, con gustos musicales similares, actitudes hacia la vida moderadamente parecidas y, claro, la U. Siempre la U. Esto sucedía, por esos accidentes del destino, entre el segundo y tercer banco de la segunda fila del segundo piso en que quedaba nuestra sala de ese año. Mientras tanto, en la esquina superior izquierda de su pantalla, Nicolás y Gonzalo se sentaban juntos, se empezaban a llevar bien y listo. La teoría del rombo estaba en marcha.



De todo esto hacen, por lo menos, dos eternidades ya. Andrés dejo de ser "Chino" para volverse "Yoshi", para que Ernesto Perucca pusiera la firma definitiva sobre "Yosi". Variantes hubo por montón, y claro, siempre que la cosa se pone seria, vuelve a aparecer "Andrés". De los cuatro individuos que aparecen en el primer párrafo de este post, Andrés es, por paliza, el más cuerdo de todos nosotros. Siempre lo fue. Si de todos mis amigos de esos años hubo uno por el que supe que nunca tendría que preocuparme, que siempre iba a salir adelante, ese era Yosito. Ya desde el temprano momento en que dejó todo el talento matemático en el altillo para estudiar música y cuando uno que otro grito de alarma conservador se escuchó, no dudé ni un instante que las cosas le iban a salir bien. Como ahora le están saliendo.


Supongo que es como esa frase de John Lennon, "cuando se me vienen los humos a la cabeza, lo miro a Ringo". Comparaciones desproporcionadas aparte, Yosito es y será siempre una de esas personas que te hacen sentir que algo está bien en el mundo. Que las cosas le funcionan al que va por la vida sin malicia y con dedicación. Lejos la persona más arrogante que conozco, Andrés es de esa escasa gente que tiene talento y no hace ningún alarde de ello. En un mundo donde nos estamos llenando de Doctores(c) y vivimos adoleciendo la constante inflación de currículos y grados académicos, nada más refrescante que tener un amigo así.


Una de mis anécdotas favoritas de Yosito marca el momento exacto en que puedo decir "aquí nos hicimos amigos". Y dice así, (¡música maestro!)


Corría el año 96. Bomvallet gobernaba la radio desde la AM. Los Tres anunciaban que en un par de semanas más levantarían una carpa en plena Plaza Ñuñoa para hospedar la primera "Yein Fonda", cosa que nos fascinó a todos menos al entonces concejal Pedro Sabat, que se demoraría un año en empezar el primero de tres períodos como alcalde de la comuna, así es que ni hablar de otra Yein Fonda en el corazón de mi nación natal. En medio de todos estos adolescentes acontecimientos, y al terminar una clase como cualquier otra de matemáticas, nuestra profesora nos dice a Andrés y a mí que quiere decirnos algo. El mensaje iba para él más que nada y era algo así como que había habido comentarios entre los profesores sobre lo altanero y arrogante que era, especialmente en los ramos en que le iba bien y en que a sus compañeros le costaba. Mi profe estaba clarita: ahí estaba lejos la persona más dispuesta a ayudar a los demás y a aportar en lo que le era fácil para que a otros les fuera mejor y ella le decía "arrogante". Y a mí que creía que me las estaba llevando peladas, me llegó un "y usted también, Villarroel. También tiene esa cosa de creerse mejor que el resto". A lo que mi respuesta fue un muy honesto y nada de irónico "Sabe que ayer estaba pensando precisamente en esto y pensé que la forma que tiene Andrés es lejos la mejor forma para tratar a la gente tonta". Cosa que a) era cierta, lo había pensado el día anterior y b) deja clarito cuál de los dos era el arrogante ahí.
Y sólo para el registro, cuando llegó el día, un mes después, de entregar un artículo de tema libre para la clase de Castellano, los dos llegamos con artículos radicalmente distintos, pero con el mismo tema y título.



"El fenómeno Bomvallet".



No se diga más y vaya un afectuosísimo (y un día atrasado) FELIZ CUMPLEAÑOS al YOSI de todos.

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