miércoles, 16 de noviembre de 2011

Cuatro - Ulises

Stately, plump Buck Mulligan came from the stairhead, bearing a bowl of lather on which a mirror and a razor lay crossed.

Siempre he pensado que esta es (junto con la de Historia de Dos Ciudades) la primera línea más reconocible de la literatura inglesa. Será porque la cantidad de gente que empieza y empieza y vuelve a empezar el Ulises de Joyce se encuentra con Buck Milligan todas esas veces que dicen "ahora sí que lo termino". 

El Ulises es tremendo. Pretencioso sí, pero cuando tienes el talento para acompañar tus pretensiones eso no tiene nada de malo (Stereo 3 dixit). Un libro escrito para escritores, escrito para todos, para recordarnos que cuando escribimos la página es nuestra y nadie nos puede decir que hacer y podemos hacerlo todo. También un libro que, al final del día, es tremendamente entretenido sacándole todas las pretensiones del caso. El mismísimo Harry Marten nos contó aquella anécdota hace todos esos años. Que lo define muy bien. Al libro y a Harry, claro. 

En algún punto de su día Leonard Boom camina por la playa cerrando los ojos para percibir más intensamente con sus otros cuatros sentidos. En algún punto del 2006 Harry Marten nos pregunta cuán extraño es eso y yo levanto la mano y digo que yo lo hago todo el tiempo. Cuando Marten pone su cara de "alumno extranjero no cuenta" se levantan un par de manos más (la voleybolista(!) y el director del periódico estudiantil de noticias falsas) y la clase toma un giro personal e interesante. Yo cierro los ojos y estoy, en varios puntos de todos esos años, caminando de vuelta a casa de la escuela, pasando por un pasaje amplio que conozco bien y donde nunca transitan autos. Cierro los ojos.


Por qué es número 4: Porque es Impasable, como todo buen central. Porque por peso y combatividad (todos los problemas con la censura en Estados Unidos) de todo este equipo nadie más que Ulises puede pararse de stopper. Y vaya si no ha sido el stopper de tanto alumno de pregrado. 

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