martes, 15 de noviembre de 2011

Uno - HIstoria de dos Ciudades

"It was the best of times, it was the worst of times".

La primera vez que la leí tenía seis años y me la encontré en la edición más mal traducida de la vida. Tirada en algún rincón de la casa, en esos libros que eran parte de alguna colección por fascículos de alguna revista para cortar. Editaba Zig-Zag y veinticuatro años después pude tomar el ejemplar en una biblioteca de una escuela en el Norte y asquearme de la traducción, de nuevo. Pero antes...
Antes yo llegaba temprano a mis clases de inglés en el Británico de Providencia, tenía diez años y me arrancaba siempre a la biblioteca, donde la bibliotecaria de turno me esperaba con unas revistas Look & Learn de las que yo leía principalmente los cómics y algunos artículos sobre aviones. Una de las tiras comenzaba así, como el libro que me harían leer en la escuela en un par de años

"It was the best of times, it was the worst of times".

Y yo a mis diez supe que ESA era la mejor forma de empezar un libro. Lo supe nomás. La fragilidad y la intensidad, el balance en lo contradictorio que con los años me haría entender que en efecto así es la vida y cada momento es siempre, el mejor de todos y el peor de todos.
Cuando por fin leí la novela me impactó que fuera de Dickens, porque no se parecía en nada al resto de sus novelas que yo conocía. Los personajes eran tan adultos y la sola presencia de la guillotina cambiaba todo. La pensé, y ahora, habiéndola medio olvidado la recuerdo, como la novela adolescente de Dickens, no adolescente por inmadura, sino por la compleja forma en que el mundo se mezclaba en su percepción diluyendo buenos y malos.

¿Qué más adolescente que pensar que cada minuto es el mejor Y el peor de los momentos, no?

Porqué es la número 1: Porque es la mejor de todas y porque todo buen equipo comienza por un buen arquero. Naturalmente.

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