viernes, 25 de noviembre de 2011

ONCE - Matadero 5

All this happened, more or less.


Slaughterhouse 5 parte, más o menos, en el pueblo de Schenectady, NY. Yo estaba en el pueblo de Schenectady, NY cuando tomé el libro y empecé. Había leído Breakfast of Champions y quería saber más de Vonnegut, cuyo estilo intenso, con frases breves, acción rápida y referencias que se abren como muñecas rusas, me pareció de lo más agradable, como se reconoce un paisaje cercano a casa.

Iba en la mitad del libro el día que fuimos con el curso entero al cine a ver la película de The Namesake, el libro que leíamos para el seminario sobre literatura india. Ese fue el día que Vonnegut murió, cosa que sólo fue más chocante porque la prensa ultraderechista norteamericana casi organizó una fiesta pública a propósito del deceso. Al día siguiente salí, caminé dos cuadras y al doblar rumbo al emporio de siempre, miré la sede de la Asociación de Veteranos de Guerra, edificio que aún hoy recuerdo a la perfección, solo porque sale en Slaughterhouse 5. Como una cajita mágica, bloques enteros de Schenectady, NY se abren en mi memoria al recordar la novela, que parte ahí, pero transcurre mayoritariamente en Dresden. Y en el planeta Trafalmadore, obviamente.

Por qué es la número 11: El 11, puntero izquierdo o atacante por izquierda, no es cualquier cosa en mi vida. Es el número tradicional de los ídolos máximos de la U en el período formativo de mi vida (Galvez, Puyol, Salas). Un once, por ende, no sólo debe ser rápido, sino además encarar y tener remate. Por lo general zurdos, los número once desordenan defensas, confunden y maravillan con planeada improvisación. Igualito que Vonnegut, que además era bien zurdo. Al menos ideológicamente.

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