jueves, 11 de noviembre de 2010

La luz al final del túnel...era un travesti.

Intentando escribir ese post en Blackboard para la clase de mañana, la discusión me llevó a comentar los movimientos de cámara al final y al principio de las películas. Melora Walters y esa sonrisa directa a la cámara al final de Magnolia se llevó una mención honrosísima (y Melora Walters en Magnolia es todo el desastre con el que uno querría enredarse en esta vida), y depués me puse a pensar en las aperturas de toma y como son el prototipo de final feliz, la cámara que sube y no se quién me metió en la cabeza que ese es el final de Tootise y entonceeees....



Y lo peor y lo mejor de todo es que la cámara ni siquiera se abre al final de Tootsie. La misma toma se queda fija y los personajes se pierden en ella, continuando su historia sin que nosotros la sepamos. Lo peor y lo mejor de todo es que Tootsie la vi una vez hace por lo menos veinte o diecinueve años. Lo peor y lo mejor de todo es que pese a ello o precisamente porque quedó muy confijada en mi inconsciente, la canción de Stephen Bishop siempre me pareció la forma perfecta de terminar una película con todos felices. Pensé que era la canción prototípica para, precisamente, alejar la cámara y ver como el nerd y la guapa bailan el lento en la graduación y los globos caen. Y filmé, a lo largo de mi vida, mil trescientas escenas parecidas en mi cabeza.
"Esta es la canción quintesencial para terminar una película, mientras la cámara se aleja y todos contentos", le dije una vez a Katty, y ella me contestó
"¿No es la canción del final de Tootsie?"

Y todo me hizo un poco más de sentido. Y esa vez, como ahora, como cada vez que aparece en el shuffle de mi vida, no la puedo escuchar sino doce veces seguidas. Así es que escúchela una vez conmigo. Y dígame si la toma no se empieza a alejar en su vida y no ve pasar, a lo lejos, unas pequeñas letras subiendo hacia quién sabe donde.

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