miércoles, 10 de noviembre de 2010

OVERKILLLLLLLL

El post de hoy, queridas niñas y niños, no trata precisamente del pintoresco personaje de Spawn o de la banda de heavy metal. Trata del concepto de saturación, del punto de exceso que viene con dicha palabra.

Porque "saturación" no habría bastado, fíjese. Si estuviera "saturado" tendría la boca no tan seca, probablemente jadearía y esperaría para retomar el ritmo de mis días. "Overkill" es tener la boca reseca de sangre, las manos con esa sensación de piel resquebrajada cuando la sangre se seca y sentir un jadeo que es más una suerte de ansia triturada que una señal de cansancio. Así me sentí hoy en algún momento.

El punto de quiebre del semestre fue estar esperando que llegara mi tutorado en la biblioteca, saliendo de una clase en que discutimos tanto sobre la esclavitud en este país durante el siglo XVIII, para después irme a ver otra película para mi clase sobre Clases Sociales, otra de esas películas de amargura y situaciones en que la gente que está más abajo se mete aún más abajo en su desesperado intento de salir de abajo. Esto después de ayer, después de la clase en que nos preguntábamos ante la pasividad de la audiencia qué hacer, hasta qué punto uno tiene el derecho a intervenir, qué rol le cabe a uno como sujeto con una comunidad que no tiene oportunidad alguna, como todas esas tribus en India que aún son tratadas como criminales de nacimiento, por más que la ley que así los declaraba lleva tres décadas abolida. 

Y el sistema colapsó nomás. O más bien se puso leeeento y durante hora y media sentí cómo la realidad se plegaba ante mis ojos y yo me desdoblaba y no estaba ahí sino en cualquier otra parte mientras estaba ahí. "Esto es lo que siente un computador viejo cuando se pone lento", pensé en algún momento. Y después todo volvió a algo parecido a la normalidad y pude pensar a ritmo normal y concentrarme un poco más. Frente a mi, la película seguía corriendo, le quedaban veinte minutos y por ende sus personajes, en plena peripecia, pasaban de estar muy mal a estar peor a más peor a más muy peor y así.




Y de repente pensé que nada me gustaría más que ver unos pequeños ponys. 

O escribir un ensayo sobre Hello Kitty (Can Hello Kitty really speak? Se preguntará Gayatri Spivak al percatarse que Kitty no tiene boca, y teorizará sobre la imposibilidad de una respuesta verbal de una criatura nominada en torno a un acto de saludo, de encuentro. ¿Demarca entonces, Hello Kitty, la imposibilidad del encuentro con el Otro?). O algo con colores brillantes, como la Rainbow Brite. Ni siquiera el bueno de Scott Pilgrim da el corte, porque reflexiona mucho sobre las ansiedades de terminar con tu pareja y es una suerte de paso desde el limbo hacia la madurez. 

En fin. Habiendo hecho mis descargos, procederé a ver los veinte minutos que me faltan de mi película tristona y desesperanzadora. Procederé a leer los artículos y las entrevistas y escribiré un post mas o menos brillante al respecto en el foro del curso. El caballero que está más abajo me avisa que su nombre es Overtkill y no Overkill y que en algún momento me hará pagar por eso, así es que procuraré no quedarme mucho más frente a la pantalla.
Allons-y!

1 comentario:

Lute dijo...

7:05 de la mañana, leo esto. Acaba de empezar overkill de men at work en el ipod.