miércoles, 22 de diciembre de 2010

Dando la vuelta.

Y ya no más sacando la vuelta, querido lector. Terminó el semestre, terminó hace algunas horas conmigo mandando ese último paper para Postcolonial Studies. Un lindo remate, con un ensayo modestito en el que [El Autor] examinaba la importancia de no prevenir el monopolio de ciertas culturas extranjeras (i.e. la de este país desde donde escribo) sobre el resto del mundo. Esto asociado con las dictaduras continentales de los 70s y la necesidad de aunar la economía con el estudio de la cultura. Me di el gustito de citar a la Naomi Klein hablando de la Chile como la mejor universidad del país y de la Católica como "una universidad menor". Para que le voy a decir que no se sintió bien si sí. Pero basta de eso.

Cuando era chico la expresión "darse vuelta" un juego apareció un día en mi vida y yo, que nunca me había dado vuelta un juego porque no iba mucho a los videos y no tenía consola casera, deduje que si uno llegaba al final del programa, el juego empezaría de nuevo y de ahí la expresión. Tenía compañeritos de colegio que decían que el juego empezaba pero al revés, pero nunca me quedó claro que tan en serio creían eso. Ya de adolescente la expresión "darse vuelta" a alguien no requirió mayor explicación y eso que la primera vez que la oí tenía menos experiencia en esas lides que en los videojuegos cuando chico. Para entonces sí me había dado vuelta uno que otro juego, eso sí.
Curiosamente, la acepción de "darse vuelta" que quiere decir convencer a alguien fue la última en entrar en mi vida. Quizás porque la privilegiada vida de los hijos únicos hace que esto no sea tan necesario...o acaso será porque la malcriada vida de los hijos únicos hace que esto sea el estado natural de las cosas. Especulaciones en otro momento.

"Dar vuelta" la página es otra de esas, más difíciles a veces, demasiado fáciles en otras. Por lo general cuando a uno le es fácil dar vuelta la página, a alguien más le va mal con eso. Como si la vida fuera leer un libro en conjunto y esto de pasar la hoja coordinadamente sí que es difícil. "Dar vuelta" la cara es una actitud lamentablemente muy común en nuestros días. Lo "dio vuelta" de una patada es algo propio de los domingos de fútbol y "dar la vuelta" es algo propio del fin de ciclo futbolístico.

Terminó mi primer ciclo por acá en DC, uno de tantos. Di la vuelta, le doy vueltas, me dispongo a dar vuelta muchas cosas. Pero antes. . .

Antes me pasó que seguía con el corazón a mil, un poco de bebidas energéticas, un poco de haber pasado la última semana semi-recluido escribiendo y recolectando citas y cosechando el año. Como un salto temporal bien dado, en algún momento fue Jueves y nos estábamos emborrachando y cantando y bailando a cuenta de Joel, que se había ganado un Happy Hour para sus amigos y de repente fue hoy, una semana después.

Miércoles 22, cinco de la mañana.


No queda NADA para Navidad.


Me quedaba poco por hacer después de enviado ese paper, jugué videojuegos sin la esperanza de darme vuelta nada; intenté leer, pero no pude dar vuelta muchas páginas, cansado como estaba de hacerlo por profesión. Dejé aparte el libro de Orlando Patterson sobre la esclavitud y me quedó pendiente leer a la Naomi Klein en sus capítulos sobre Asia. Pensé en ver algo, pero no quería ver nada repetido, ni tenía cabeza para ver una película como corresponde. No quería ver nada muy denso ni tampoco demasiado insulso. Un viejo mañoso de mierda. O el producto de la refinada educación como hijo único. O las dos cosas.
Resumiendo, quería ver algo de calidad, que me entretuviera pero que tampoco me hiciera pensar en las ramificaciones superiores de su historia tanto más allá...algo episódico para quedarme dormido quizás.

Me quedaban tres capítulos sin ver de Cristopher Eccleston como el Doctor Who. Ja ja ja, qué felicidad (lo que me recuerda que tengo todas las temporadas de Cha-Cha-Chá, pero ahí sí que me habría dado un aneurisma). Así es que me dije: aquí vamos y nos quedamos dormidos en el primero y a nadie le va a importar.

Pero estaba bueno el primero, medio flojo, pero igual bueno, justo lo que necesitaba. El siguiente era la primera mitad de ese final de temporada y una cosa fue llevando a la otra. Entretenido, ni demasiado denso ni demasiado insulso. Eccleston se va no sin antes decirle a la Billie Piper en el capítulo en que está más linda y mejor actuada de todos sus años que "tenga una buena vida, una vida fantástica" y está perfecto y preciso todo. Me di cuenta que iba a ver a Tennant asumiendo el rol de nuevo por primera vez y no pude dejar pasar el momento. Antes de que llevara ni diez minutos del último capítulo, puse la pausa y ajuste el reproductor para que, una vez terminado ese, empezara el primero de la siguiente temporada.

Lo di vuelta.


Y me reí, y entendí todas las referencias que antes había tenido que deducir y las cosas que antes no tenían carga alguna venían ahora con un peso por saber lo que había ocurrido antes y tener claro lo que va a pasar después. Es bueno darle una vuelta a las cosas, te da esa perspectiva, te hace girar sobre tu propio eje para salir jugando, para salir más rápido y más claro. Te puede hacer, sin duda, quedarte pegado en los mismos ciclos de siempre y hacer que te olvides de probar cosas nuevas, te olvides del mundo inmenso que está allá afuera, que es tan pero tan inmenso. Eso puede ser, ciertamente un problema.


Pero, se sabe, los problemas no son más que la parte del medio.
Allons-y!

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