Fue un año duro el 2010, no pueden quedar dudas de eso, como se verá en algún recuento futuro, y todas las tormentas en todos los frentes que viví se hicieron un poco más suaves con la compañía del Doctor. El poder de la ficción es una de esas fuerzas que hacen que los seres humanos seamos...bueno, humanos. Y a mucha honra. Por eso, es importante ser cuidadoso con las ficciones que elegimos, por la influencia que ejercen sobre nosotros y la cantidad de tiempo que pasamos con ellas. Es importante, creo yo queridos míos, buscarse unas ficciones lo más complejas y amables posibles, hechas con cuidado por manos expertas. No deja de ser como elegir una cama o un colchón: un lugar importante donde vas a pasar tiempo importante de tu vida, donde van a pasar cosas importantes en tu vida; y más vale que sea un lugar amable.
Doctor Who, este año que está ad portas de entrar en los descuentos, fue un lugar más que amable.
Y el broche de cierre de mi tranquilo día navideño, día en que la nieve no llegó como había sido anunciado, fue ver el especial de Navidad, poquito después de que lo emitiera la BBCOne al otro lado del Atlántico, poquito antes de que lo diera la BBCAmerica por estos lados. Un buen capítulo, balanceadito, que usted puede ver sin tener que saber mucho; es, mal que mal, uno más de esos covers de A Christmas Carol que circulan por la tele en estos días. Pero es un cover bien hecho, donde todo cuadra, Michael Gambon está tremendo como artista invitado, y, como bonus, el espectador habitual puede empezar a intuir qué es lo que viene el próximo año para el buen Doctor. No sólo por el minuto de trailer que sigue al episodio, sino por el último minuto del mismo, donde Matt Smith mira el cielo y se despacha esa (profética, se los firmo hoy) "Halfway out of the dark".
Amen.
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